Capítulo 37

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13 de agosto de 2022, La Galera, los Pirineos



Natalia ya nos estaba esperando para realizar una videollamada cuando encendí el ordenador y accedí a mi cuenta de Twitch. Me gustaría decir que fue un momento lleno de euforia: todo apuntaba a que teníamos nueva información sobre Roberto, y eso era un gran avance. Sin embargo, en aquel entonces, sintiéndome más expuesta que nunca al tener que abrir mi perfil, me carcomían los nervios. Conocía a Natalia, sabía que iba a intentar tirar de la cuerda desde el principio para asegurar su posición de dominio sobre su nuevo trofeo, y no me equivoqué. Tan pronto nuestras webcams se conectaron y la una vio la imagen de la otra, su sonrisa se tornó tensa.

—Volvemos a vernos, Medialuna92. ¿Todo bien por la tierra de los cobardes?

Natalia era de ese tipo de personas a las que era complicado no odiar. Vestida con un top de tirantes de escote pronunciado, con la larga cabellera suelta y su precioso rostro juvenil maquillado para realizar una belleza innata, costaba creer que alguien como yo la pudiese hacer sentir incómoda. No era una cuestión física, ella era mucho más guapa, y más después de tantas horas de sol, con la cara aún enrojecida y el pelo recogido en un moño. No. Lo suyo era algo mucho más profundo. Transformaba su inseguridad en desconfianza, pero no hacia mí, sino hacia él. Yo no era su problema, sino el hecho de que Milo, su amante, o lo que fueran, hubiese decidido irse unos días conmigo en vez de quedarse con ella. Eso sí que era grave a su modo de ver, para alguien tan perfecto como ella, y no podía disimular la rabia que le causaba.

Una pena. De haber tenido yo su cara, me habría encargado de sonreír más.

—Tan simpática como siempre —dije, alejándome un poco de la pantalla para que pudiese ver también a Milo—. ¿Todo bien por allí?

La aparición de Milo pareció relajarla un poco. Ensanchó la sonrisa, esta vez con ternura, y por un instante creí ver cierto chisporroteo en sus ojos. Parecía una adolescente.

—Todo bien, sí. Tus padres bien, tu esposa bien, Milo: en general no se hunde el pueblo. ¿Vosotros por allí qué tal? Tenéis cara de que os ha dado bien el sol.

Ambos asentimos a la vez. No había protector solar que pudiese soportar las mañanas de playa en Tarragona.

—Bien, no podemos quejarnos —confirmó Milo—. Esta zona es bonita.

—Preciosa, seguro... ¿cuándo volvéis?

Clara y directa, ¿para qué andarse con rodeos? Enel fondo, dudaba que le importase lo más mínimo mi regreso. El de Milo y Bea, sin embargo, era otro tema.

—Como muy tarde este domingo —respondió Milo—. Al menos yo. El lunes tengo que trabajar, así que...

—Nosotras también iremos —confirmé—. La idea era pasar el agosto allí, así que...

—Bien, bien —nos interrumpió Natalia. Ya había escuchado lo que quería oír, así que lo demás le sobraba—. Estupendo. En fin, al tema, es tarde y tengo cosas que hacer, así que os quiero a los dos atentos, ¿de acuerdo? Roberto Garrido Arceres: ¿quién es? Una pregunta que me hacía esta mañana, cuando intentaba buscar información sobre él. Es curioso, el tal Garrido no tiene huella en internet, algo bastante extraño a día de hoy. No tiene redes sociales, ni perfil de LinkedIn. No obstante, haciendo varias búsquedas, logré localizar su nombre en un artículo ya algo antiguo, de hace ocho años, para ser más exactos.

Natalia compartió pantalla, dejando a la vista el extracto del artículo del que hablaba. Se trataba de un comunicado oficial que aparecía en la página de Elinor, dentro del subapartado de noticias, en el que se informaba de que Roberto Garrido Arceres había sido cesado de su puesto como veterinario dentro del equipo médico de la reserva de San Rafael debido a ciertas desavenencias con la empresa.

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