5. Relaciones

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Tn Lowell

- De seguro Aidan te mencionó que no somos de aquí - la madre de mi compañero me miró mientras llevaba un bocado a su boca.

- Si, dijo que se habían mudado por el trabajo de su padre - contesté cortésmente -. Es curiosidad, pero ¿dónde vivían?

- En los Angeles - respondió el señor Rob hasta el final de la mesa.

- Oh.

- ¿Y tú, querida? Supongo que has vivido toda tu vida aquí - intentó adivinar la señora Lauren.

- De hecho no, viví en Chicago hasta los 12 años, después la empresa de papá empezó a crecer y se le dió la oportunidad aquí en Seattle - expliqué y llevé un bocado a mi boca.

- Si, es la empresa más importante de la Ciudad - agregó Aidan.

- ¿Tu padre es Cristian Lowell? - preguntó el papá de Aidan.

- Así es - sonreí un poco.

- Yo trabajo con tu padre, soy uno de los socios cercanos - confesó.

Así que de ahí conocía a Aidan, ya lo había visto ese día en el ascensor, ¿cómo no lo reconocí?

- ¿Y tu madre? ¿A qué se dedica? - preguntó la mamá de Aidan.

- Era directora de un hospital en Chicago, cuando nos mudamos solo consiguió ser parte del equipo médico - contesté, tratando de evitar mi voz temblorosa cada vez que hablaba de mamá.

- Debes de llevarte muy bien con ella y con tu padre - sonrió.

- Con papá no tanto, y con mamá, bueno... Solía llevarme bien - dije tratando de evitar el tema.

- ¿Solías? ¿A qué te refieres?

Casi me atragante con mi comida ante su pregunta. Me empecé a incomodar por tantas preguntas que me hacía.

- Mamá, déjalo...

- ¿Por qué? Cariño, es solo curiosidad - su madre se defendió.

- Si, pero...

- Ella murió hace casi tres años - interrumpí a mi compañero -. Y antes de que pregunte, murió en un accidente automovilístico.

Tal vez fue grosero el contestar así, pero me empezaba a sentir acorralada e incómoda, el que me preguntaran tanto sobre mis padre y mi relación con ellos no era algo que me gustara hablar mucho.

- Lo siento, yo no tenía idea...

- Lo sé, señora. La curiosidad es normal.

Una pequeña lágrima brotó de mi ojo pero fuí rápida y la retiré con mis dedos antes de que comenzará a rodar por mi mejilla.

La comida transcurrió un poco incómoda después de eso, hasta que llegó la hora de volver a casa.

- Gracias por la comida, todo estuvo delicioso - sonreí en agradecimiento.

- Cuando quieras volver serás bien recibida - la mamá de Aidan sonrió a lado de su esposo.

- Tal vez la próxima vez podamos jugar a las muñecas - Abby se acercó a mi y me sonrió con ternura.

Tal vez y cuando volviera a esta casa Abby ya se habrá ido a Inglaterra con sus padres. Pero no dejé ir la emoción que ya emanaban de sus ojos.

- Si vuelvo, te prometo que lo haremos - le regresé la sonrisa -. Nos vemos.

Caminé por todo el jardín hasta llegar a mi auto, Aidan acompañadome en todo el camino.

Llegué a la puerta del piloto, pero me quedé ahí quieta sin inmutarme a abrirla.

Juntos en esta realidad [PARTE 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora