Juntos en esta realidad [PARTE 2]

18. El baile

Nota: Para mejor experiencia poner la canción Until I found you de Stephen Sánchez (pueden ponerla al inicio del baile)

Tn Lowell

Después de estar casi tres horas dentro del centro comercial por fin nos encontrábamos en el estacionamiento en busca del auto.

Cuando llegamos a él, me dirigí a la puerta del copiloto y antes de entrar miré a Aidan por encima del techo.

- ¿Sabes? Podría ayudarte en hacer la cena, no soy tan mala - dije con una sonrisa.

- Lo haré yo, pero necesito que estés fuera de la cabaña en lo que yo preparo todo - finalizó y se adentró al auto y yo copié su acción.

- Oye solo será una cena.

- Será una cita.

- ¿Y qué se supone que haga en ese tiempo? - me quejé y comenzamos a salir del estacionamiento del centro comercial.

- No lo sé.

Entonces sonreí maliciosa ante la idea que se había planteado en mi mente.

- Tal vez pueda salir con alguien para matar el aburrimiento - musité con tono sugerido.

- Me convenciste Tn, me ayudarás a hacer la cena - confesó con una sonrisa de oreja a oreja y me volteó a ver unos cuantos segundos antes de volver a posar la vista al frente.

- Pero dijiste...

- Que me ayudarás - interrumpió rápido.

- ¿Celoso?

- Claro que no, pero te puede pasar algo si estás sola y no quiero que eso pase - confesó sin mirarme -. No a ti.

Eso último me tomó por sorpresa y ya no supe que más decir para continuar la conversación.

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- ¿Cinco tazas de harina? - pregunté antes de hechar al recipiente la cuarta taza.

- ¡No! - gritó y se acercó a mi para quitarme la harina de las manos -. Son solo tres. ¿Quieres hacer galletas para todo Seattle?

Solté una risita nerviosa cuando me miró acusador.

- Es tu culpa por ponerme a mi.

- Porqué tú insististe en hacerlas.

- Tu querías que te ayudara.

- Porque no quería que te fueras con alguien más - lo soltó sin más.

Sonreí victoriosa.

- Y porque no quería que te pasara nada, ya lo había dicho - agregó para simular su confesión pasada.

- ¿Por qué te preocupa tanto en que me vaya con alguien más? - pregunté.

- Es que...

- No tienes por qué preocuparte, ¿sabes? - lo miré -. No me voy a arriesgar a perder esto que tenemos.

Sus ojos se abrerion un poco.

- ¿Y qué es lo que tenemos, Tn?

- Un acertijo que averiguar, de verdad necesitamos saber quiénes fuimos, y ver si logramos coincidir en esa vida - confesé -. Pero ya déjame terminar las galletas.

- Solo son tres tazas - recordó.

- Lo sé.

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