*Mareos*

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Desperté y me acomodé sentando me y mirando alrededor. —Había sido una buena siesta fuera de esté mundo—. Observé alrededor y suspire al darme cuenta que no había nadie de compañía así que me volví a acostar observando el techo.

—Muy bien ya despertaste—. Escuche decir de una voz femenina así que e mire de reojo y era una linda enfermera, muy joven y cabello rubio. —Te sientes mejor?—. Asentí observandola ver sus movimientos acercándose y revisando que todo estuviera en orden. —¿No tienes dolor de cabeza ni sientes nada fuera de lo normal?—.  Negué con la cabeza. —Muy bien entonces te daremos de alta y irás a descansar en tu casa unos días si vuelve a pasar lo sucedido sugiero que vayas a tu pediatra, entendido—. Volví a asentir. —Tienes muchos amigos por lo visto han entrado muchos a visitarte—.

Fruncí el ceño confusa ya que solo recuerdo que me había venido a visitar Josh. Así que decidí preguntarle. —¿Quienes vinieron a visitarme?—.

—Bueno un chico que seguro ya sabes y hablaste, chicas varías chicas y un chico parecía muy preocupado cuando se dió cuenta que estabas en enfermería —. Decía mientras me sacaba el suero. —¿Como era el chico?—.

—Pelo negro, ojos verdes, y una piel muy blanca—. Terminó y fue a acomodar todo. Claro que tenía que ser el chico misterioso cien por ciento. —Fue muy lindo de parte de el, no se quería ir a la clase con tal de esperar a que despertarás, pero también estaba muy enojado llevaba todo el tiempo con el ceño fruncido cuando le conté de tus visitas de amigos—. Voltee a ver a otro lado confundida.—¿Por que le molestaba que tuviera visitas?—. Pensé y me pregunte.

—Bueno ya estas lista—. Sonrió la enfermera muy amable y tenía una cálida mirada.

—Muchas gracias —. Dije bajando me de la camilla y sosteniendo me rápidamente al perder un poco el equilibrio.

—Ey, ey, ey, ¿Estas bien?—. Asentí.

—No te preocupes solo fue un desbalance—. Caminé saliendo de la enfermería y notando el pasillo muy vacío.

Me preguntaba donde estaba mi mochila.

Caminé llendo hacía la oficina si sabían de mi mochila y esperé. Noté como el director salía mientras hablaba con alguien y rápidamente se quedaba callado al notar me. —Señorita Leire ¿a que se debe su visita?—. Me aguanté de la pared un poco desequilibrada. Pareció notarlo al instante así que me tomó de la mano y ofreció que entrará a su oficina a tomar asiento. —Espero no le moleste que haya un poco de compañía —. Noté que volteo mirar a alguien en una silla ocupada pero no le di mucha importancia por que me sentía muy mareada para mirar alrededor. Solamente me senté en el asiento desocupado.

—Bueno necesitaré un tiempo iré a buscar algo rápido mientras quiero que me esperen—. Dijo por última vez saliendo de la oficina y cerrando la puerta. Sentía la mirada de la persona que estaba a mi lado y era penetrante, pero en este momento estaba muy cansada muy mareada que solo cerré los ojos.

—Estas bien, Leire?—.

Espera un momento, reconozco esa voz.  Abrí los ojos rápidamente para mirarlo y lo observé al chico misterioso al chico callado, al chico que supuestamente no hablaba con nadie excepto yo. Contemplé sus ojos su rostro examinando cada detalle cada fracción de su hermoso rostro.

¿Pero que diablos estaba pensando?

No podía estar pensando de eso de el, primero mis estudios que enamorarme de un chico por su aspecto cuando claramente no se sus intenciones. ¿Y si quiera por que el sabe mi nombre y yo no el de el? Notó mucho que solo lo miraba fijamente así que continúo hablando. —Leire?—. Dios adoraba como mencionaba mi nombre de manera tan perfecta y delicada pero a la vez con un tono tan—sexy— no, no y no puedo pensar eso. Rápidamente evité la mirada de el viendo a otro lado y pensar en otra cosa por que se me había olvidado siquiera de su pregunta.

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