{Baile ensangrentado}

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MARCUS

Seguía conduciendo mientras veía la ubicación ya solo faltaban 10 minutos e íbamos a llegar, esperabamos no llegar muy tarde.

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LEIRE

—¿Por que?

Dije en total desesperación mirándolo fijamente.

—Por el simple hecho de que te hablarán. Hicieron una amistad.. contigo y yo no pude evitarlo Lei.—El se acercaba a mi en total desesperación mientras tocaba mi mejilla.—¿No me recuerdas?

¿Recordarlo? A que se refería.

—El niño de la mansión en tu ciudad, el niño con el cual jugabas, el niño al que le mostrarte tu único ser Lei.

Intenté recordar pero no recordaba muchas cosas de mi infancia mi cerebro no lo permitía.

El solo suspiro.

—Es una lastima que no me recuerdes.

Dijo mientras se alejaba y iba a una mesa mientras sus guardaespaldas la entregaban un maletín y el lo abría.

No.

Tenía muchos tipos de armas, tanto como cuchillos hasta balas. Pero eran armas de tortura cada una hacía su daño a su manera.

—No! ¡¿Que harás?!

El me miro por encima del hombro enseñando una navaja brillante.

—Tortura.

No.

El fue acercándose a mi y yo en total desesperación intentaba safarme de los guardespaldas.

—¡Dejala!—Voltee a mirar a Mike en desesperación mientras uno de los guardespaldas lo obligaba a bajar la cabeza.

—Muy valiente. Pero solo yo decido lo que hago y como lo hago.—Dijo acercándose a Mike.—Te atreves a obligarme a no hacerle una marca a mi propiedad? Y después te das el trabajo de hablarle a Leire, llevarla a tu casa darle tu.. amabilidad.—Dijo escupiendo las palabras.—Asco.

Estaba muy cerca a Mike mientras colocaba el cuchillo en su mentón y lo forzaba a verlo.

—Mira te, es emocionante lo que yo tengo planeado para cada uno de ustedes.

—¡No les hagas nada!

El solo me miró y obligo a que me sentaran en una silla mirándolos a todos mientras estaba amarrada.

—¡No! ¡No! ¡Por favor no!

Dije ya al punto de llorar en desesperación no quería que esto fuera real quería despertar y que fuera una pesadilla mas.

Pero no.

Se volvió real cuando agarro a Jelliana del cabello y la arrastro al centro del salón mientras dañaba su hermoso cabello peinado. Cada uno de ellos traía un vestido elegante blanco. Y los chicos un traje elegante blanco mientras que Duman y yo íbamos de negro. Como si fuera su funeral.

—Mm que haremos contigo. A ya se. Sirvientas!

Dijo y entraron sirvirentas con baldes de pintura, plumas de ave, piedras brillosas y una diadema en flores.

¿Que?

—Comiencen.

Comenzaron tirándole un balde de pintura a Jelliana después las plumas después las piedras brillosas. Ella estaba llorando en desesperación mientras no decía nada y no miraba a nadie en especial.

—De pie.—Ordeno Duman y Jelliana hizo caso pero en una se cayo de golpe al piso se escuchó como su rodilla soltaba un sonido horrible y ella soltaba un grito ahogador que hizo que cerrara los ojos.

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