Capítulo 6 [Intermedio I]

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Ciudadela de Mermar, Año 2

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Ciudadela de Mermar, Año 2.145 P.A. (Post- apocalipsis).

Los nervios de Marina Blasko aumentaban cada vez más. Su esposo aún no volvía de su repentina salida matutina. Aquel comportamiento no era usual en Fabio. Él solía ser un hombre que adoraba y apreciaba, cada momento libre que pudiera pasar junto a sus hijos.

Vivir en el perímetro 1 de la ciudadela de Mermar, consistía en trabajo diario y exhausto, desde muy temprano en la mañana hasta altas horas de la noche. La misma historia se repetía de lunes a sábado, por lo cual, el domingo era sagrado para la familia Blasko. Era el único instante donde podían compartir juntos.

Pero la realidad, ya estaba volviéndose muy diferente. Desde que Fabio decidió entrar al clan Contumaz, comenzó a dedicar mucho más tiempo a dicha causa. Le apasionaba el tema y se sentía realmente comprometido con la causa, ya que, se trataba del futuro de sus propios hijos.

Por dicha razón, no pasó mucho tiempo desde su ingreso, para que se volviera el líder del clan.

Marina intuía que algo andaba mal, llevaba toda la mañana mirando por la ventana, esperando el regreso de su marido. Últimamente, el movimiento Contumaz estaba ganando mucha popularidad en el perímetro 1 y 2; y temía que se levantaran represalias por parte del gobierno hacia los miembros del clan.

Sus hijos, Dhamar y Lucas, se encontraban jugando dentro de su hogar. En su inocencia, no tenían ni la menor idea del peligro que estaban corriendo como familia. Debo protegerlos a como dé lugar, pensó Marina mientras se encontraba observando a través de la ventana, esperando que su marido regresara pronto.

Luego de dos largas horas y sin correr su vista de aquella ventana, su marido por fin llegaba a su casa.

—¡Cariño, ¿por qué has demorado tanto? —le preguntó apenas se abrió la puerta.

—Las cosas no salieron muy bien en la reunión... —Un leve semblante de decepción se oía en sus palabras.

—¿Por qué lo dices?

Fabio guardó silencio y dirigió su mirada hasta los pequeños que venían muy contentos a saludarle.

—¡Papá, me alegro de que hayas vuelto! —Dhamar, la hija mayor, se lanzó hasta sus brazos.

—¡Hoy es domingo de juegos, ¿acaso lo olvidaste papá?! —cuestionó el más pequeño, Lucas.

—Mis niños... —la melancolía de sus palabras alertó a Marina.

—¡Hijos, dejen a su padre descansar!, ya luego podrán jugar junto a él, ¿sí?

Sin contradecir a su madre, ambos niños hicieron caso a su orden y se separaron de su padre, para volver a la sala a jugar. Para ellos, el domingo también era su único día de juegos y esparcimiento. Dado que, los niños también se veían obligados a realizar trabajos en los campos.

Contumaz - [El clan perdido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora