Capítulo 8

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Xoel abrió con lentitud la extraña habitación y luego extendió su mano para invitar a las chicas a pasar

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Xoel abrió con lentitud la extraña habitación y luego extendió su mano para invitar a las chicas a pasar.

—En un segundo le diré a Nana, que les traiga algunas prendas para que puedan cambiarse... y también le pediré que les facilite agua para que puedan darse un baño.

—Gracias... —como siempre Sol, agradeció de manera educada.

La pequeña rubia fue la primera en entrar a la habitación, sin mucha cautela. Dhamar un poco más reacia, esperó a que el rubio entrara primero que ella y luego ingresó.

De poco a poco, el rubio se acercó hasta un ventanal, que se mantenía cubierto por cortinas algo polvorientas; al correr la tela se notó que hace mucho no se movían de su sitio. Cuando la luz se apoderó de toda la habitación, una bella cama con detalles en madera salió a relucir. La decoración del cuarto era muy hermosa y se podían notar algunos toques femeninos.

Sol al ver dicha cama tan acogedora, no lo pensó dos veces y corrió hasta lanzarse a ella. Xoel no pudo evitar esbozar una sonrisa al ver su acción.

—Espero que se sientan a gusto...

—Pues déjame decirte, ¡que la cama ya se siente totalmente de mi gusto! —se podía notar en la expresión de Sol, que estaba satisfecha.

—Ante cualquier eventualidad o algo que necesiten, pueden llamarme. Estaré cerca... —dijo finalmente y se dispuso a retirarse.

Dhamar guardó silencio y antes que el chico cruzara la puerta, le espetó.

—Sabes, yo si tengo una petición —el rubio la miró expectante—. ¡Que nos dejen ir!

—Lamento que eso no sea posible, por lo menos... no hasta que llegue el primer líder.

—¿Cuántos líderes tienen? —cuestionó Sol, sentándose en la cama.

—Dos, Dante es el que controla las decisiones que se toman dentro del pueblo y de los escuadrones. Mientras que su padre se encarga de las negociaciones con los otros pueblos y clanes.

—¿Otros pueblos?... —interrogó, intrigada por aquella información, Dhamar.

—Claro... como del que ustedes vienen —Xoel se quedó mirando a la trigueña, interesado por su pregunta, ¿cómo era posible que ellas no supieran ese detalle?

Al ver una expresión de confusión en el rostro de Xoel, la oriunda de Mermar, decidió cambiar el tema para no levantar más sospechas, ellos debían seguir creyendo que venían de «Deslanda».

—Dile a uno de tus líderes... que el buen trato, no menoscaba, el hecho de que estemos aquí contra nuestra voluntad, ¿oíste? —le amonestó.

El chico guardó silencio por unos segundos y luego asintió a las palabras de la contraria, para luego marcharse, poniéndole seguro a la puerta.

Contumaz - [El clan perdido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora