Capítulo 18

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Los ojos de Xoel, se bañaban en melancolía, mientras observaba el esplendoroso atardecer que les ofrecía esa tarde el desierto apocalíptico

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Los ojos de Xoel, se bañaban en melancolía, mientras observaba el esplendoroso atardecer que les ofrecía esa tarde el desierto apocalíptico.

Sol miraba con detenimiento, aquel semblante, el cual ya había visto anteriormente en su amiga Dhamar. Ella podía percatarse que las personas, luego de experimentar una pérdida tan dolorosa como la de un ser querido, sus miradas siempre ocultaban una gran tristeza. Pero no fue hasta ese momento, en que ella lo pudo notar en Xoel.

—A mi madre... —respondió con dificultad Xoel a la pregunta.

—Lo lamento —susurró la rubia, arrepintiéndose de su imprudencia.

—Tranquila, no hay nada que lamentar.

Xoel volvió a mirarla, dedicándole una sonrisa tranquilizadora.

—¿Qué edad tenías? —Sol trataba de saber qué tan reciente era el hecho.

El rubio, se recostó en el suelo y llevó su mano diestra para ponerla debajo de su cabeza. Luego sus ojos azules se quedaron fijos en las nubes rosas que pasaban por el cielo.

Comenzó explicando sobre su vida en Mermar.

El pequeño Xoel, al igual que todas las personas del Clan Contumaz, solía vivir en el perímetro 1 de la gran ciudadela. Desde muy temprana edad él y su hermano mellizo Tyre, solían ayudar a su madre y su abuela, consiguiendo dinero extra para mantener a la familia.

Los trabajos que solían realizar, en su mayoría se enfocaban en mano de obra. Esto les daba ventaja de salir de vez en cuando de su perímetro, para ingresar al segundo. La gente de esa área de la ciudadela no solía ser tan desconsiderada con los oriundos del 1, frecuentaban dar a escondidas de los militares algunos víveres y alimentos, con esto solían llegar bien cada fin de mes, antes de que repartieran las porciones que daba el gobierno para cada familia.

Continúo diciendo que, a la edad de 10 años, su madre obtuvo una grave y rara infección a la piel. Como madre soltera, ella se vio obligada a trabajar los turnos dobles. Su trabajo consistía en trasladar todos los escombros y basura descompuesta que salía del perímetro 2 y 3, hasta la base fronteriza del perímetro 1, que colindaba con el desierto. Entre tanta exposición a constantes heridas abiertas, a las bacterias y virus que rondaban los desperdicios de los humanos de Mermar; ella resultó infectada.

Se detuvo por unos instantes en su relato y luego dio un trago fuerte.

Explicó que aquella enfermedad, no era detectable a simple vista. Dada esa razón, la infección tomó terreno por debajo de la piel de su joven madre. Poco a poco, su piel se fue pudriendo desde el interior. En sus últimos años, ya la infección era tal, que sus órganos estaban comprometidos en gravedad.

Por un momento, se quedó callado de manera abrupta, como si una imagen se hubiera cruzado de la nada en su mente. Unas lágrimas afloraron de forma natural, mientras que Sol se mantenía escuchando con mucho respeto su dolor. Los recuerdos de cómo la piel de su madre se iba descascarando y de su rostro que se desfiguraba con el paso de los días, llegaban a su mente. Para su lecho de muerte, ya no quedaban rastros de lo que esa hermosa mujer, algún día fue.

Contumaz - [El clan perdido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora