Capítulo 12

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Toda la gente del clan se encontraba reunida en el centro del pueblo, Sol al ver esta escena, se apresuró a tocar la bocina

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Toda la gente del clan se encontraba reunida en el centro del pueblo, Sol al ver esta escena, se apresuró a tocar la bocina. No quería que nadie inocente saliera herido. Dhamar por su parte, no soltaba el volante por ningún segundo, solo quería estar lejos de aquel lugar.

Las personas se comenzaron a dispersar con rapidez, al ver cómo el jeep descendía con una velocidad impresionante. Varios gritos se escucharon de los pobladores, asustados por este repentino suceso.

Xoel, el cual se encontraba montando algunas cosas en el auto, se puso en alerta enseguida al escuchar cómo la gente empezaba a gritar y arrancar. Él sabía que se podía tratar de ambas chicas, se subió a la camioneta y le dio arranque, expectante de su amigo Dante.

De pronto, el auto color caqui pasó frente a su vista. Como él sospechaba, en su interior iban Sol y Dhamar. El rubio, apretó el acelerador a fondo, dispuesto a seguir a las forasteras, cuando a lo lejos notó como su líder venía directo hacia él.

El chico cambió de dirección y fue por Dante, el cual apenas logró toparse con Xoel y su jeep, se subió con gran agilidad al vehículo.

—¿Qué rayos fue eso? —interrogó el rubio, impactado por todo lo que acababa de pasar.

—¡Debemos apurarnos!, ¡síguelas ahora! —le ordenó Dante.

El rubio no dudó por ningún instante, y apenas su amigo cerró la puerta apretó el pedal a fondo.

Descendiendo colina abajo, la luz de la luna se volvía la protagonista e iluminaba su camino. A doscientos kilómetros por hora iban ambos autos, alejándose cada vez más del pueblo.

El auto de Dhamar iba primero, logrando perderse por pequeños instantes entre la gruesa maleza que contaba la colina. El vehículo de Dante, por su parte trataba de seguirle los pasos, pero la velocidad a la cual iban las chicas rebasaba la cordura.

—¡Pensé que no las íbamos a seguir! —protestó el rubio.

—No lo íbamos a hacer, pero sabía que iban a tratar de tomar algunos de los autos de la cochera —mencionó Dante, buscando entre las cosas que subió su amigo, un arma.

—¡Mierda!, todos esos autos están en reparaciones —dijo Xoel, tensándose al volante.

—¡Así es!, y para su mala suerte, justo el jeep que tomaron tiene una fuga de combustible.

—El acelerador ya no daba más, Xoel trataba de ir lo más rápido que pudiera—. ¿Están locas?, si siguen conduciendo así, ¡podrían darse vuelta en cualquier instante!

Dante abrió el revólver y comenzó a cargarlo con balas.

—¿Qué haces Dante?, no les puedes disparar —comentó el rubio, con un deje de nerviosismo.

—¡Claro que no!, no soy un idiota Xoel. Si les disparó podría dar con la caja de combustible y saldrían volando —mencionó el líder irritado—. ¡Apresúrate!, pronto se van a detener y lo mejor es que estemos con ellas. Sabes que la noche en el desierto es peligrosa.

Contumaz - [El clan perdido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora