Capítulo 17

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El pequeño Ángel dormía en perfecto estado junto a su madre Ada

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El pequeño Ángel dormía en perfecto estado junto a su madre Ada. Sol, Ebeth y Nana, se encontraban terminando de limpiar y ordenar la habitación, después del parto.

Aquel día había sido muy especial para la pequeña rubia. Su primera vez presenciando y ayudando en un parto, le llenó su corazón de alegría. Pensaba que quizás esa era su vocación, ayudar a traer nuevas vidas a este mundo, aunque sea a través de un pequeño granito de arena.

En la ciudadela de Mermar, Sol solo se limitaba a actuar según la forma en que sus padres le decían. Se acostumbró tanto a eso, que toda su vida giraba en torno a tratar de cumplir las expectativas que sus padres tenían de ella o lo que esperaban que ella hiciera, como «la hija ejemplar que era».

Su familia se componía de sus padres; Alexis y Soledad Greysi; y sus 4 hermanas. Las mayores se llamaban Chiara y Sabina, luego venía Sol y le seguían las menores Ruby y Mayra. Al ser la hermana del medio, Sol creció interpretando diferentes labores en la casa, cómo cuidar de las pequeñas y ayudar a las mayores en los quehaceres domésticos.

De poco a poco, su vida se fue apagando. Sus padres al no poder prestarle tanta atención la dejaban de lado al momento de considerar sus emociones. Por esta razón, y a pesar de crecer en una casa rodeada de gente, la pequeña rubia se sentía muy sola.

Cuando conoció a Dhamar, encontró una cómplice y una verdadera amiga. Al ir conociéndola, pudo entender que había personas con problemas mucho más «importantes», a comparación con los que ella poseía; bajándole el perfil a varias cosas que le acomplejaba.

De esta manera, Sol decidió enfocar su atención en otras cosas, como su amistad con la trigueña y el amor.

Desde pequeña, la rubia de la socialité comenzó a tratar el vacío de amor que sentía, a través de diferentes novios que tuvo durante el tiempo. Pero, por más que lo intentara, no lograba sentirse amada por nadie, hasta que conoció a Adrián.

El militar, logró hacerla sentir como ningún otro pudo, amada.

La relación para ella era la mejor y la más bonita. El chico, tenía intenciones de amarla, protegerla, y por, sobre todo, darle toda la atención que ella nunca había recibido. Esto la tenía muy ilusionada, tanto así, que no pudo captar las verdaderas intenciones que él poseía con ella.

Después de lo vivido en el oasis, Adrián mostró su verdadero ser. De una manera muy nefasta la rubia descubrió que, para él, aquella relación que mantuvo por tanto tiempo con ella, no significó nada.

Pero eso ya no la atormentaba. Es más, ahora estaba tratando de enfocar sus energías, sólo en su presente.

—Bueno, ya todo está listo en este lugar —mencionó Nana, agarrando los últimos insumos que se hallaban sobre un mesón—. Es mejor que dejemos a Ada y a su bebé, tranquilos.

—Concuerdo contigo Nana —dijo Ebeth, comenzando a salir de la habitación.

Sol, decidió salir también junto a ambas mujeres del cuarto.

Contumaz - [El clan perdido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora