Con el pasivo encima

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Nostradamus jadeaba mientras Hades saltaba.

Nostradamus era pequeño, y Hades muy alto, la cabeza de Nostradamus daba unos centímetros bajo el pecho de Hades, nisiquiera frente a su pecho, bajo el.

A Hades le gustaba saltar y mientras era como una tortura para Nostradamus no poder besarlo, Hades disfrutaba lo que hacía.

El pequeño damus en verdad odia su altura, la tiene desde que tenía catorce, catorce, ahora tenía veintitrés y odiaba al mundo y a todos los altos, menos a su novio.

Pero al menos podía morder su pecho levantando un poco la boca, esos grandes y suaves pechos que se veían más grandes sin ropa, y en realidad, lo eran.

Existían cosas buenas de ser bajito, no muchas decía el, pero habían.

Two-cember [Hades bottom] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora