Jugueteo con los dedos

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Con ayuda de sus dedos Poseidón descubrió lo mojado que podría llegar a estar un omega en celo, y, vaya que era bastante.

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Un dulce olor a champagne y Jasmin provenía de la última habitación del segundo piso, habitación que correspondía al Olimpus mayor y miembro más importante de la familia; Hades. Desde ayer su madre escapó a quien sabe dónde y su padre murió misteriosamente, Hades se convirtió en el cuidador de sus tres hermanos menores, y sin ayuda de nadie logro darles la visa que se merecen, apesar de ser omega, ellos son el orgullo de el, y el era todo para ellos.

Su subgénero nunca le fue impedimento para lograr sus metas, hubo muchos problemas, dificultades, y muchas otras cosas, que Hades superó por ellos.

Nunca tuvo problemas con su celo, unos cuantos supresores y listo, pero cuando a los catorce su pequeño Poseidón se presentó como alfa, descubrió que este era su destinado. Maravillosa jugada del destino.

Los celos se volvieron más fuertes, la cercanía con el pequeño rubio le hacía daño, daño al no poder dejar a su alfa tomarlo, en verdad lo odió, por esa razón se separó poco a poco del rubio, volviéndose cada vez más lejanos.

Parecía que el pequeño Poseidón había malinterpretando las cosas, creyendo que su lejanía se debía al echo de ya no quererlo, este se alejó también.

Ahora, con Poseidón siendo ya mayor de edad y el teniendo su lobo rogando por su alfa, deseaba a Poseidón como nunca, su omega llamaba y llamaba, y el alfa respondía a ese llamado.

-. Hades, ¿necesitas que compre supresores? - pregunto el alfa, mareandose con el fuerte olor a caramelo impregnado en la habitación, una cantidad mayor de feromonas llegó a su nariz cuando se acercó al omega.

Negando a la pregunta Hades se movió en la cama, más lejos de él, Poseidón se acercó aún más, hasta quw el omega no tuvo más espacio para retroceder.

- ¿Por qué te alejas de mi? ¿Por qué lo hiciste cuando era niño? ¿No me quieres? - pregunta trás pregunta escapaba de su boca, querianso aprovechar ese momento para hacerlas, le habían dicho antes que un omega en celo se volvía más sincero, raro, pero útil.

Mientras Poseidón esperaba una respuesta Hades intentaba no tirarse sobre el alfa, estaban muy cerca, podia sentir el olor al mar y el romero inundar sus fosas nasales, tener al alfa fan cerca lo hacía sentir vulnerable, su lubricante natural salía como llave abierta, sus pantalones yacían mojados y se removió incómodo por el hecho, aunque las sábanas lo tapaban desde el pecho a los pies.

Sin poder detener sus feromonas que se disparaban a todos lados de la habitación, le respondió al menor.

-. Sí te quiero Posei, te quiero mucho, no tienes idea de cuánto - al final dijo, cerrando los ojos con fuerza al no querer mirarlo.

- ¿Por qué te alejas entonces? ¿Por qué lo hiciste antes?

-. Posei, somos destinados, eras un niño cuando lo descubrí, y no quería hacerte daño - dijo, cubriendo su rostro con la sabana, teniendo miedo de su reacción.

Poseidón alzó una ceja, ¿por eso se fue de su lado?

-. Hades, no importa si somos destinados, bueno, sí, si importa, pero aún que no lo fuéramos no dejaría de amarte - acarició su cabeza aún con la sabana puesta, y no mentía, desde que era un crío supo lo mucho que amaba al mayor, y nunca le dio importancia al hecho de compartir sangre. - ya que lo aclaré, ¿necesitas ayuda?

Hades asintió, y Poseidón formó una suave línea en su rostro, lo más cercano a una sonrisa.

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Su hermano estaba mojado, muy mojado, ¿los omegas siempre estaban tan mojados? Sacudió la cabeza, consentrandose en su omega y dejando a un lado sus pensamientos.

El lubricante natural de Hades estaba en todos lados, su pantalón y boxer necesitarían una buena lavada, junto a las sábanas, pese a todo el lubricante, Hades se encontraba estrecho, y Poseidón supo que jamás había tenido nada con nadie, sonrió para sus adentros por ello.

Dos de sus dedos recorrían el cálido interior del omega, deleitándose al oírlo decir su nombre, al verlo perderse en la sensación, agregó un tercer dedo a su interior, abriéndolo más.

Hades solo podía gemir, jadear y gritar, era su primera vez, la de ambos, todo era demasiado, un chillido escapó ahora de sus labios, tan fuerte que se avergonzó de sí mismo, su punto era tocado por los largos dedos del Olimpus menor, tocando tan suave y tortuosa mente, haciéndolo suplicar que fuese más rápido, pero Poseidón le hacia oídos sordos mientras deslizaba fuera sus dedos con lentitud, y los introducía de igual forma.

Era bueno, bastante, pero Hades necesitaba que fuese más rápido, su interior le quemaba y el lubricante incomodaba, necesitaba que su alfa fuera más rápido, más duro. Poseidón lo hizo al verlo sollozar, ahora Hades solamente podía gritar, gritar el nombre del alfa con olor a mar y romero, ese olor que tan loco lo volvió desde hace tiempo, ese olor que ahora se mezclaba con el suyo, su habitación oliendo a ambos en una combinación que le resultaba facinante.

Ahora con el ritmo acelerado de sus dedos, Poseidón observó las gloriosas expresiones que brindaba su omega, los ojos acuosos y perdidos, el color rojizo por todos lados, la ligera línea de saliva que viajaba desde su boca a su mentón, miro su cuello, y se acercó a su glándula de olor, queriendo perderse en el.

Unos golpes más a su punto y Hades se corrió, manchando al alfa.

Poseidón se desvistió, ese jugueteo con los dedos le ánimo, y mucho, si su omega gozo con sus dedos, entonces le encantaría su miembro.

Two-cember [Hades bottom] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora