Capítulo 3 - "El tipo de chica que te hará querer soñar."

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"El tipo de chica que te hará querer soñar."


París, Francia.

Lena.

Siento como la luz pega de lleno en mis ojos y me maldigo a mí misma por tener la mala costumbre de no cerrar las cortinas por la noche antes de irme a la cama. Me quedo en la almohada cubriendo mi rostro del molesto sol y me remuevo en la cama haciendo que mi cuerpo quede descubierto entre las sábanas, por lo que siento un poco de frío, lo cual me hace notar que me encuentro desnuda.

La alarma se enciende en mi mente y rápidamente se me escapa el sueño.

Me incorporo sin ganas para ver como mi cama se encuentra completamente desordenada y veo mi vestido junto con mi ropa interior en el piso de mi habitación.

— Mierda, mierda, mierda. — Susurro frustrada al ver el desorden.

Claro que recordaba la noche increíble que pase con Pierre, sería imposible no recordar sus manos por todo mi cuerpo haciéndome ver las estrellas con todo lo que le causaba a este.

Me duele un poco la cabeza y para mi es extraño porque realmente no bebí lo suficiente como para sentir aquella leve punzada, aun así, me siento en la cama, pasando mis manos por mi rostro tratando de despejar un poco mis pensamientos.

Es ahí cuando veo una camiseta y una chaqueta que conozco y no me pertenecen, son de Pierre. Lo cual me daba a entender que seguía aquí, por lo que agudizo mi oído y puedo escuchar unos pasos fuera de mi habitación.

Por lo que me levanto de la cama buscando mi ropa interior y tomo la camiseta del hombre que se encuentra por algún lugar de mi departamento, todo con el fin de salir a buscarlo.

Al salir de mi habitación me golpea el olor a café recién hecho y lo que parece ser el olor a un desayuno casero.

Puedo ver su espalda desnuda y su cabello despeinado cuando entro a la cocina. Se encuentra muy concentrado vigilando lo que sea que se encuentre en la sartén frente a él.

— No sabía que fueras cocinero. — Mencionó llamando su atención.

— Espero que no te moleste que tome posesión de tu cocina como si fuera mía, imagine que despertarías con hambre después de anoche. — Contesta guiñándome un ojo de manera coqueta.

— Créeme que tengo demasiada hambre, no he comido nada desde ayer. — Respondo recargando mi cuerpo en la barra mientras recibo una taza de café que me ofrece.

— Muy mal, Len, tienes que comer como se debe.

— ¿Len?

— Es mi nuevo apodo para ti, tu nombre es demasiado corto y solo se me ocurrió ese, así que será Len. — Suelta una suave risa mientras me observa al beber de su café.

Un hombre como el seguramente tiene a sus pies a muchas chicas, me incluyo porque desde el momento que cruzo aquella puerta tuvo toda mi atención, no dudo que vaya por todo París conquistando corazones de chicas necesitadas por su atención, nuevamente me incluyo porque el hombre esta como quiere, y ayer por la noche tuve la oportunidad de admirar su cuerpo y claro que parece diseñado exclusivamente por dioses.

Me da la espalda para darle su atención a aquella comida que huele delicioso y me tomo mi tiempo para observar como sus músculos se marcan cuando mueve uno de sus brazos. Sin que lo pueda evitar muerdo mis labios intentando soltar algún comentario estúpido, así que solo me dedico a observarlo.

Por la noche pensaba que se iría en cuanto nuestro momento terminara, pero fue todo lo contrario, se recostó a mi lado y atrajo mi cuerpo al suyo para acomodarse y poder dormir plácidamente, luego pensé que tal vez se iría por la mañana y estaba muy equivocada. Aunque tampoco es como que me esté quejando de tener su presencia en mi cocina, no cuando se encuentra semidesnudo preparando el desayuno.

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