"Conduciendo un auto de escape."
Monte-Carlo, Mónaco.
Lena.
Charles toma mi mano como si su vida dependiera de ello, no le suelta mientras corremos fuera de la capilla escapando de todos los que me salen para observar la escena.
Las cámaras nos enfocan, algunos reporteros nos siguen cuando se dan cuenta de que lo está pasando pero nada de eso nos importa. Seguimos corriendo hasta llegar al Ferrari de Charles.
El hermoso auto negro luce más bien que nunca con el techo oculto, se ve increíble y no dudo en montarme en el cuando Charles abre la puerta del copiloto para mi, no sin antes dejar un beso en mis labios ante las miradas de todos los que se encuentran observando.
Lo veo subir al auto y el motor del Ferrari se escucha rugir haciéndome casi gritar de la emoción.
Charles pisa el acelerador, saca el auto a las calles y yo puedo sentir el viento despeinar mi cabello, cierro los ojos sintiendo una inmensa felicidad al tenerlo a mi lado después de haber sufrido tanto, podía apostar que las críticas de los demás me importarían un demonio solo porque él está conmigo.
Me inclino sobre el asiento y lo beso importándome poco que algunas personas que caminan por las calles del principado se den cuenta de que lo hacemos, si bien Charles era una figura pública a nadie le daba derecho de opinar sobre lo que hace o no hace.
— Te amo Lena. — Grita sobre el viento haciéndome sonreír.
— Te amo Charles. — Respondo de la misma manera inclinándome para volver a besarlo.
Al abandonar sus labios observó cómo se deshace del moño rojo que llevaba en su cuello, desabrocha los primeros botones de su camisa blanca dejándome ver los tópicos collares que casi siempre llevaba puestos, tira el moño y el viento se lo lleva, concentra su mente en intentar sacarnos de las transitadas calles de Mónaco.
— ¿Te das cuenta de lo que acabamos de hacer? — Pregunto llamando su atención cuando veo lo concentrado que se encuentra en el camino.
— Si y me importa una mierda Lena, creo que los dos hemos sufrido lo suficiente como para pensar en lo que acabamos de hacer.
Me roba una sonrisa llena de felicidad, me siento plena a su lado y eso nadie lo podía evitar, no cuando Charles siempre fue el indicado, siempre fue él el único que hizo que la coraza dura que rodeaba mi corazón para protegerlo desapareciera, siempre fue él el que pudo romper mi corazón y armarlo con solo unas palabras.
Charles es y será siempre el indicado, podré haber estado con otros hombres antes pero ninguno se comparaba a él, Charles no tenía comparación, el hombre a mi lado me hacía sentir afortunada.
Tal vez lo nuestro no empezó bien, tal vez cometimos demasiados errores y lastimamos a lo que nos importaban, tal vez tomamos decisiones equivocadas pero la decisión de estar juntos jamas sería errónea.
No cuando él y yo estábamos destinados a conocernos, de una manera u otra terminarnos juntos, hubiera deseado que todo hubiera sido diferente, que por estar juntos no tuviéramos que haber dañado a dos personas que no lo merecían. Fuimos egoístas, pensamos en nosotros pero al fin podríamos decir que estaríamos juntos, que tanto dolor y tanto sufrimiento valió la pena.
Charles conduce sacándonos de las calles de su hogar, en su rostro tiene una sonrisa genuina y me hace darme cuenta de que hemos hecho bien, de que apesar de lo que opinen los demás nadie podría negar que hicimos lo correcto.
— ¿A donde vamos? — Pregunto curiosa al ver que sale de Mónaco.
— A donde sea pero que sea contigo.
Me importa un demonio el hecho de que nuestras manos están vacías, de que no llevamos nada con nosotros, ni siquiera mi teléfono, pero todo eso pasa a segundo plano porque sé que estoy con él.
Alzó mis brazos sintiendo el viento golpear mi rostro, no puedo evitar gritar y reír junto a Charles, ambos estamos eufóricos por poder huir, los dos nos encontramos en un estado lleno de emociones que aún son extrañas para los dos pero no importa mucho, porque mientras él conduce llevándonos a no ser donde yo pienso en todo lo que hemos pasado por llegar hasta aquí.
Pienso en las lágrimas que derrame los últimos meses, pienso en las peleas que tuve con Lando y las caídas que presenciaron Arthur y Max, y lo único qué pasa por mi mente es que todo valió la pena, todo valió la pena porque ahora estoy con él huyendo a un lugar desconocido.
El motor del auto ruge cuando acelera, siento una presión en mi pecho al sentir la velocidad pero no me importa porque sé que eso lo hace sentir libre y justamente me pasa lo mismo.
No sabríamos si lo que hicimos fue lo correcto, tendríamos que averiguarlo y para eso teníamos mucho tiempo.
Tal vez nos equivocamos, tal vez no fue lo correcto ni él y yo lo sabíamos.
Tal vez nada bueno comienza ven un auto de escape.
Fin.
ESTÁS LEYENDO
THE ONE
RomanceLena no se enamora fácil, o al menos eso creía. Dos hombres, un amor más fuerte que el otro, una amistad rota. ¿A quién elegirá?