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|17|Ojos que no ven, corazón que enloquece (parte 2)

–Supongo que es mi turno –susurró algo incomoda y soltando una débil risa nerviosa; sus mejillas estaban levemente rojizas mientras que su sonrisa temblaba sutilmente.

Todos en la habitación la miraron con sorpresa, ¿desde cuándo ella se comportaba así con besar a alguien?

Ercole la miro extrañado. Él conocía a pie y letra todo el historial sexual de su "pareja". Al notarla tan nerviosa con la simple idea de besar a Luca, hizo que sonriera burlonamente.

–¿Le temes a un beso, Apestulia? La mujer que se acostó con todo el salón de teatro y medio equipo de futbol –soltó una fuerte carcajada mientras optaba una pose engreída–. Por Dios, no me hagas reír, me he acostado contigo por años y tengo suerte de no contraer ninguna enfermedad.

Ella termino sonrojándose aún más –al punto en que su rostro se comparaba al mismo rojo de su cabellera–, volteó a verlo realmente furiosa al igual que avergonzada. Visconti solo sonrió mostrando parte de su dentadura, ambos tenían ese nivel de cercanía para comentar sobre las promiscuidad de Marcovaldo.

–¡Silencio, imbécil! –exclamó mostrándole el dedo medio, a lo que él rodeo la mirada– Tu tampoco quieres besarlo –apuntó a Luca tranquilo con ambas manos–, ¡es nuestro niño!

–No lo niego, pero solo es un beso –blanqueo la mirada mientras cruzaba sus brazos contra su pecho–, no voy a acostarme con él.

–Lo sé, lo sé, pero es la primera vez que Alberto siente algo por alguien y no me siento cómoda besándolo antes que él.

–Giulia, está bien –murmuró Alberto colocando su mano en su hombro, regalándole una pequeña sonrisa inquieta–, sé que todo esto es raro, pero me sentiré más cómodo, si lo besas antes que yo. Sé que todo esto es una estupidez, pero creo que es lo mejor para que él y yo podamos hacerlo sin sentir tanta culpa.

–Alberto es mi destinado –susurró Luca encogiéndose de hombros–, pero –suspiro–...no me siento preparado para algo serio con él. Además, si termino con Alice no tengo a donde irme. No me agrada esta idea de besar a otros, pero me tranquiliza la simple idea que no es serio y es más por curiosidad por parte de humanos.

–¿Sabes que tienes que terminar con ella? Lo que haces está mal –comentó seriamente Visconti.

–Lo sé –dijo en un murmullo decaído–, amo a Alice, pero ya no es lo mismo. Ahora que bese a Ciccio y Guido es lo mismo que sentí que cuando beso a ella...no sentí nada. Vivo con ella y si rompemos no sé a dónde ir –sobó su hombro con pesar–, ella es todo lo que tengo aquí. No estoy preparado para salir de mi zona segura.

Hubo un corto silencio en el lugar. Todos sabían que lo que hacían estaba mal, pero no había vuelta atrás. Giulietta y Ercole compartieron miradas y él tomó su mano entrelazando sus dedos con los de ella para calmarla. A lo que ella inhaló y exhaló.

–Ok, yo puedo –se dijo a su misma con mucha más confianza–, ¿qué diferencia abría?

–Solo olvida que es nuestro niño –aconsejó Guido.

–Eso no ayuda en lo más mínimo –exclamó pellizcándose la fuente de su nariz–. Es difícil, ¿ok? Sería más fácil si no se pareciera a un maldito adolecente, ¡Dios! Parezco una depredadora de veintisiete años con un chico de quince.

Visconti blanqueó su mirada antes de soltar la mano de su socia y caminar hacia Luca con pasos pesados. El menor se sorprendió al principio, no obstante cuando quedaron frente a frente, el humano tomo su mentón para después juntar sus labios con los de él. A comparación de los demás este fue más allá, sorprendiendo a todos cuando los vieron besándose apasionadamente, moviendo sus labios al mismo tiempo que juntaban su lengua con la otra. Ercole sostuvo su cadera arrimándolo más hacia él mientras que Luca lo abrazó del cuello. Las bozas de los cuatro se abrió ligeramente ante la impresión; las mejillas de ambos hermanos se incendiaron a mas no poder. Alberto desvió la mirada –aunque no pudo evitar verlos de reojo– y Giulia tragó saliva.

11:11   ||  LUBERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora