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|29|Miedos

El suave eco de sus pisadas, resonaban por todas las escaleras ante cada escalón que subía en aquel viejo edificio; donde ahora vivían su hermana y destinado. El nerviosismo que mostraba su rostro se hacía resaltar, acompañado con el temblar de sus manos sudorosas, que se aferraban al talló de un bello girasol y una casa roja en forma de corazón. En su mente se debatía si era correcto darle aquel obsequio que le recomendó su compañero de piso. ¿Será prudente dárselo a Luca en su primera cita? ¿Creerá que va demasiado rápido?

Dejó salir un pesado suspiró al llegar al sexto piso. Observo todo el pasillo largo e impecable, iluminado por las luces naranjas del techo y adornado con algunas plantas que lo hacía verse más vivo. A pesar de ser un edificio para bestias, los humanos eran permitidos, mientras no fumaran en los pasillos o en un lugar cerrado. Las bestias podían ser más permitidas que los mismos humanos, pero también se parecían a ellos al momento de no involucrarse con bestias de las profundidades o los bastardos.

Lentamente encamino hacia la última puerta. Los nervios incrementaban y las ganas de huir sonaban cada vez más tentadoras, no quería hacer el ridículo o incomodar a Luca. Apenas había terminado su relación con su amiga para que ahora saliera a una cita con él. Intentaba eliminar cualquier pensamiento que lo atormentaba, ¿así de idiota era sentirse enamorado?

Paro sus pasos justo en el momento de llegar a la puerta cuando su cuerpo se congelo ante aquella duda.

–"¿Estoy enamorado de Luca? Me gusta mucho, pero ¿esto es amarlo?"

Se mordió el labio inferior, no quería apresurar las cosas, no quería un compromiso tan grande...pero...

–"Luca y yo nos casaremos, esas son las reglas. ¿Estoy preparado para ello?

Por Poseidón, no, Luca apenas se está autodescubriendo para que yo llegue a su vida y le dé su papel de esposo y madre. Pueda que él no esté listo y yo lo apresuro todo...puede que solo aceptó esta cita por presión de los demás. ¿Qué tal si aún piensa en volver con Alice?"

Dio media vuelta para irse corriendo y mandarle un mensaje a Luca disculpándose por ser tan atrevido, tras su reciente ruptura. No quería presionarlo y que se hartara de él, como sus padres biológicos, pero cuando estaba a punto de salir corriendo a dirección en las escaleras, solo pudo escuchar como una puerta se abría a sus espaldas siendo seguido por esa voz femenina.

–¿Berto? ¿A dónde vas?

Alberto apretó el agarre de los objetos de sus manos antes de voltear a ver a su hermana en sostén de encaje negro –algo demasiado normal para él– y pantalones deportivos del mismo color. Dejando resaltar aquel percing de su ombligo. Su cabello estaba sujetado en una coleta improvisada delineada.

–¿Te estas arrepintiendo? –preguntó en un tono bajo y preocupado, cerrando la puerta detrás de ella para que los demás no los escucharan.

Él resopló acercándose a ella, con un semblante inquieto la miró, a lo que ella rio en silencio y lo tomó de las mejillas apretándolas con algo de fuerza –como si fuera una abuelita pellizcándole las mejillas a su nieto–. Alberto se quejó con molestia, pero aun así no la alejó.

–Te ves increíblemente sexi, a mamá le gusta –dijo coqueta mirando desde sus boas hasta su cabello bien peinado.

Él rio en silencio apartando las manos de su hermana de su rostro, avergonzado sólo desvió la mirada, a lo que ella soltó una risa enternecida al igual que divertida.

–En verdad te ves muy bien.

–¿Crees que a él le guste?

–Creo más bien que ya le gustas lo suficiente como para ir a una cita en pijama –respondió pensativa–. Él no tarda en estar listo. Tuvieron que hacer un cambio de ropa de emergencia, realmente es enano, mis prendas le quedaban enormes.

11:11   ||  LUBERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora