|| 05 ||

129 20 13
                                    

|05|Un joven pianista

Recostado en la oscuridad de su habitación, levantó ambos brazos frente él. Sin ninguna expresión en su rostro, simplemente admiraba aquellas cicatrices unas más profundas que otras. ¿Por qué no las odiaba? ¿Por qué no sentía nada por ellas a pesar de haber llorado tantas veces por aquellos golpes? No estaba orgulloso, pero tampoco estaba molesto, verlas solo le causaba curiosidad. ¿Valdrá la pena haber sufrido tanto por un talento que ni siquiera pidió?

–"¿Sabes cuál es mi mayor miedo? No eran los golpes, el acoso que recibí al ser la única bestia en un pueblo de humanos, no era ser un monstruo para todos aquellos que ni me conocían y me juzgaban a toda hora. Mi mayor miedo me lo genero mi abuela materna cuando solo tenía seis años"

{...}

Milán, Italia, noviembre de 1987

Bestias y humanos de vestimentas tan caras como las casas, se acumulaban queriendo entrar a uno de los teatros más antiguos y extravagantes de toda Europa; cuyos dueños eran tan importante como ricos. La familia Fiore es una de las familias más ricas y antiguas de todo el continente, su mayor orgullo eran sus teatros y los talentosas que eran cada uno de sus familiares, que presumían con orgullo que sus almas gemelas pertenecían a su gran talento desde las artes escénicas, opera y en especial sus músicos...pero un integrante de aquella prestigiosa familia rompió aquel lazo de oro, quedando como la oveja negra de todo orgullo. Bianca Fiore. Fue tanta decepción lo que la última descendiente hizo que su nombre que manchado y la única esperanza de volver a la cima eran con el descendiente de ella.

Una anciana con un precioso y ostentoso vestido hecho a su medida, adornado de tan delicada y perfecta joyería. Sostenía con seriedad la pequeña mano de su única esperanza. Aquel pequeño niño de seis años de ojos esmeraldas más brillantes que la gema misma. Con un trajecito a su medida, el pequeño miraba a su única familiar con curiosidad mientras recorrían los más elegantes pasillos de teatro. La mujer de cabello platinado que era adornado con su aún más caro hilo rojo con la gema de la estrella de cristal.

–La frente en alto, Alberto, hay que demostrar el respeto al lugar.

Él asintió decidido, tratando de imitar su postura tan elegante y fina. Ella le sonrió con cariño, él era idéntico a su hija...pero no dejaría que cometiera el mismo error que su madre.

–"Mi abuela aunque nunca vivimos juntos, nunca se interpuso con mi adopción. Es más le mandaba libros a mi padre y tíos para que me educaran bien. Ella me decía cuanto me amaba, pero la vejes no la dejaba tenerme a su lado, así que se volvió una pequeña tradición nuestra que al menos una vez al año ella y yo iríamos a ver una de las obras que manejaba. Ella quiere que yo siga sus pasos y que no me convirtiera en mi madre.

Y yo quería hacerla sentirse orgullosa de mi..."

Les abrieron las puertas con una sonrisa amable aquellos dos hombres uniformados, la anciana dio una pequeña reverencia educadamente a manera de agradecimiento, siendo imitada por su pequeño nieto. Al adentrarse al balcón, los ojos esmeraldas del pequeño se abrieron con emoción al ver el escenario desde lo más alto. Rápidamente se puso en el borde, admirando con asombro el lugar.

–Nonna, nonna, mira –exclamaba el pequeño poniéndose de puntillas para ver a la orquesta afinando sus instrumentos.

–¿Te gusta la música, Beto? –le preguntó en un tono dulce y contento mientras revolvía sus cabellos.

Él asintió con energía mirando cada uno de sus movimientos, aunque estaba más cautivado por el vestuario que utilizaban acorde al recital de Gisselle.

11:11   ||  LUBERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora