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|21|La rosa roja más bella del jardín

El clic del cerrojo se hizo presente en medio de aquel pasillo del edificio, un rechinido le siguió junto al tintineo de las llaves que chocaban en el llavero de la pelirroja; donde resaltaba el colgante de plata de una rosa roja cubierta de diamantes fantasía. Aquella puerta negra de adornos dorados donde resaltaba aquel numero interior A-113.

Al abrirla por completo, ella se adentró primero para encender la luz del pequeño pasillo de la entrada y dejaba sus llaves sobre un cuenco en la pequeña barra que dividía la sala de la cocina. Todo al mismo tiempo que intentaba desabrocharse sus bostas negras de plataforma Mientras que uno a uno se introducía al departamento, Luca y Alberto no pudieron evitar compartir miradas, el menor se notaba nervioso y el mayor solo le sonrió de lado para animarlo.

–¿Nervioso? –le susurró invitándolo a pasar primero.

Luca suspiró agachando un poco su mirada mientras caminaba hacia adentro.

–Un poco –confesó apenado jugando con la gema de su hilo rojo–, nunca me imaginé tener una "pijamada" –admitió haciendo resaltar la palabra haciendo con comillas con sus dedos– con humanos.

–Ya verás que la pasaras bien –lo animó con una radiante sonrisa que mostraba su dientes filosos–. No es la primera vez que hacemos este tipo de encuentros.

No hubo respuesta más allá que una risa silenciosa y nerviosa. Volteando a ver a Alberto; quien cerraba la puerta del departamento y terminaba de colocar el paraguas de Luca junto con las demás a un costado de la puerta principal. Habían acordado después de trabajar por unas horas en el atelier pasar la noche para no dejar sola a la pelirroja tras lo ocurrido con su amante. Lo que menos querían era dejarla sin apoyo, aunque ella no admitiera su dolor.

Al adentrarse por completo al departamento Luca se quedó sin palabras, sus ojos admiraban el lugar al mismo tiempo que su boca se abrió levemente al ver el gran contraste entre la personalidad de Ercole y Giulia en todo el lugar: desde colores oscuros de estilo gótico que mostraban elegancia de ambas partes. Múltiples posters de obras teatrales se mesclaban a la perfección con los posters autografiados y enmarcados de bandas de rock y metal pesado adornan las paredes junto a pinturas de estilo oscuro y fotografías al igual que espejos de bordes dorados. Grandes estanterías repletas de libros acompañaban la pequeña sala con un hermoso ventanal con cortinas descubiertas; mostraba las inigualables vistas de lo más alto de la ciudad pesquera, dejando al final el hermoso puerto. Todo el lugar olía a incienso, cigarrillos y perfume de mujer. Era un departamento antiguo de solo dos habitaciones, pero el estilo y los muebles de colores brillantes –de estilo época victoriana–, lo hacía un lugar increíble.

La sala una se encontrar algo oscura, a lo que la dueña; quien terminaba de aventar sus botas sin ningún descuido en medio del pasillo, corrió descalza hacia un maniquí de la esquina que habían transformado en una lámpara. Dando más iluminación al lugar.

–Póngase cómodos –exclamó ella recogiendo rápidamente el material de lo sillones–, iré a tomar una ducha rápida y a cambiarme, ya saben dónde está su ropa.

Los dos humanos y Alberto asintieron con tranquilidad; dejando a Luca sin saber que decir. No se sentía cómodo pidiéndole algo a la pelirroja en su hogar.

–¿Quieres que prepare de comer o pedimos algo? –preguntó rápidamente Ciccio, deteniéndola antes que se fuera a su habitación.

Ella se quedó quieta y lo pensó por unos segundos para después decirle con una pequeña sonrisa.

–Sera mejor pedir una pizza para nosotros y sushi para Luca y Alberto, ¿les parece?

Ellos asintieron ante la propuesta, observando como la pelirroja por fin se retiraba hacia la habitación del fondo, siendo seguida por la mirada de los cuatro; quienes se mostraban preocupados por ella.

11:11   ||  LUBERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora