|26|Palabras mudas
–"Lo siento..."
En algún lugar del centro de Italia, abril de 1995
El pequeño pastor se columpiaba suavemente en aquel desgastado y único columpio sostenido del viejo árbol afuera de la iglesia. Sus pies flotaban en el aire, ante la altura que lo separaba del suelo. Meciéndose delicadamente mientras esperaba que su madre y abuela terminaran sus compromisos con el pastor del pueblo. Sus ojos castaños no dejaban de ver con asombro como un grupo de niños jugaban con alegría a la pelota en uno de los callejones.
Mirándolos se preguntaba, ¿cómo sería tener amigos con quien jugar al balón?
No obstante todos sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir como lo empujaban con fuerza del columpio cayendo de rodillas contra el suelo. Raspándose al momento, sus ojos comenzaron a cristalizarse. No sabía cómo actuar, solo miraba a los niños más grandes riéndose de él. Eran niños humanos mucho más mayores que él. No entendía que hacían ellos allí, por lo poco que sabía –ante su inocencia–, la iglesia solo era para bestias.
–¿Vas a llorar, fenómeno? –se burló el niño más grande y gordo.
Luca no dijo nada, solo comenzó a llorar, aterrado al ver como ellos comenzaba a rodearlo con intenciones de hacerle daño. Cerró con fuerza sus ojos, esperando lo peor...pero nunca paso. Todo sucedió tan rápido ese día que lo único que recordaba fue un feroz gruñido y como una cola escamosa lo abrazaba, siendo seguido por los llantos de los brabucones quienes salieron corriendo asustados. Lentamente el pequeño abrió su mirada encontrándose con la espalda de una bestia pequeña –aunque más grande que él–, una bestia en su totalidad, de escamas húmedas, brillantes de un tono rojizo que le hacía recordar a la sangre. La niña tenía puesto un vestido blanco, cual ahora se encontraba completamente mojado.
Recordaba como ella lo protegió ese día nublado, recordaba como ella volteo a verlo revelando aquellos enormes y azulados ojos, adornados con ese tono amarillento. Ella le sonrió.
–"Recuerdo esa madrugada, en la que Alice y yo nos conocimos en la iglesia. Nunca fuimos a la misma clase, ella iba a otra escuela al otro lado del pueblo, además de ser un año mayor que yo, pero eso no nos impidió en vernos cada fin de semana. Ella me protegía y eso nunca lo olvidare.
Por eso me siento tan culpable, porque yo nunca pude protegerla."
{...}
Portorosso, Italia, octubre de 2003
La templada luz de las primeras horas de la madrugada, iluminaba suavemente sus cuerpos desnudos. Siendo víctima del sueño e insomnio, se aferró más al pecho ajeno, inundando su rostro entre aquellos dos montes firmes de su ex novia. Alice lo abrazó de la cadera atrayéndolo hacia ella mientras sus piernas desnudas se entrelazaban entre las sabanas de lo que antes era su cama. Lo habían hecho y por la expresión de arrepentimiento reflejado en sus rostros, junto a sus miradas perdidas y necesitadas de afecto, solo le hacían compañía aquellas dos bolsas negras que se marcaban debajo de sus ojos. No habían dormido en toda la noche, después de lo que hicieron, el sexo ya no era placentero ni romántico. Nunca se sintió tan...miserable y vacío.
Ninguno dijo nada durante aquellas largas horas de desvelo. Tal vez lo único que pasaban por sus mentes eran sus propios demonios personales. Ya no había nada que rescatar en esa relación. Lo comprobaron al momento de las primeras embestidas donde los dos solo se miraron y supieron que lo mejor era parar.
–Quiero que te mudes lo más pronto posible –susurró Alice con la mirada pérdida en el techo blanco de la única habitación del departamento; donde solo podía observar el ventilador colgado sobre ellos.
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11:11 || LUBERTO
FanfictionAmbos no estaban preparados para encontrarse, no querían llegar a ese punto de sus vidas de encontrar a su alma gemela. Para muchos era felicidad y paz, pero ellos no estaban preparados. Sus caminos estaban escritos y solo lo supieron con una mirad...