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Capitulo 18| Sed de venganza
Francisco

En mi paseo nocturno por el castillo, me doy cuenta en lo extraño que me siento estos días, como si mi energía estuviera por las nubes, y mis sentimientos se intensificaran, mi amor por la magia, mis ganas de matar, y más que todo arruinar la vida de los Blackely. Mi plan va de maravilla, puedo decir que voy por la mitad de mi cometido, hay baches en mi camino hacia la destrucción de la vida de mis enemigos, pero en mi mente sigue el incentivo que vive en mi desde los siete años, cuando mi pesadilla dio comienzo. Mi gente muerta, mis esperanzas de niño opacadas por el sufrimiento y la nueva persona que fue mi tutor, el cual no quiero recordar.

Quiero saber mas de la muchacha de hoy en la feria, lo hacía muy bien, tenía un cuerpo de infarto, labios tentadores, sus movimientos tan candentes y sus gemidos en mi oído, haciendo que mi placer aumentase y el calor de la excitación recorrer todo mi cuerpo, pero he tenido mejores.

Mientras camino por los pasillos del castillo, viendo la luna y agradeciéndole por su energía en los que me ayuda en cada hechizo, escucho sollozos; entonces, hago que mi intuición me lleve al lugar del hecho. Me guio con lo que el pensamiento me dice, logrando que el sonido se acreciente.

Me muevo con cautela al acercarme adonde emana el llanto, y me doy cuenta que se trata de nada mas y nada menos que la persona que tiene mi odio ganado.

- ¿Guianna?

Doy un paso para acercarme a ella. Intenta pararse, pero falla en el intento. ¿Qué demonios le paso? Esta temblando como hoja en un fuerte viento de tormenta.

- No me digas que has perdido tu vestido favorito -comento con ironía, soltando una carcajada. Pero esta vez, ella no me responde con su típico sarcasmo o una mirada asesina, sino que agacha la cabeza.

Solo que noto algo peculiar: sangre en su mejilla... Un extraño sentimiento comienza a crecer en mi interior, como si se tratase de enojo: si otro toca mi presa, le ira como la mierda. Esa molestia hacia ese agresor de mi enemiga intento calmarla con franqueza hacia mi mismo, ya que no hay porque de sentirme de esta manera: debería estar contento... pero ese no es caso, extrañamente.

- ¿Estas sangrando? ¿Te has cortado con tu daga? ¿Tan ilusa eres?

Pero noto que no responde, solo se queda en silencio y mirando el suelo. Y aquí comienzo a replantearme que alguien le hizo daño.

- Oye, de en serio. ¿Qué sucedió...?

Levanta la cabeza de golpe, logrando que vea con mas claridad el gran corte que tiene en la mejilla, con sangre manando de la herida... es profunda y puede dejar cicatriz.

Intento tocarle el hombro para que me mire, pero salta con terror.

Si antes estaba molesto, ahora estoy furioso, con fuego dentro de mí. Siento por mi cuerpo oleadas de calor que corren por todo mi ser, mi sangre es lava ardiendo y mi ira emana de mi interior.

- Guianna Blackely, ¿quién te ha hecho esto?

Pero no responde, volviendo a mirar el piso.

- Te lo repetiré una vez más. ¿Quién te ha hecho esto?

Mi voz sale dura, sin un gramo de gracia; sale como me siento: con colora y rabia. No me gusta sentirme así; no soy yo. No sigo mis principios ni mi plan, pero lo siento imposible en este momento.

Guianna me mira con ojos que me asustan: con derrota. Alguien mas la toco sin su consentimiento. Debí de haberlo sabido por como actuaba hace unos segundos, porque de verdad es muy extraño verla llorar: sinceramente jamás pensé verla hacerlo, y la situación me cabrea.

Pasión entre sombras PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora