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<<Deudas pendientes>>

Ekko,14 años.

Había pasado el suficiente tiempo para que las pesadillas de la muerte de Benson, Vander y el resto de sus familiares no pasaran por su cabeza en cada noche. Un tiempo adecuado para que él se dedicará a sus inventos y proyectos.

—Me encantaría que fueras a la academia—Su madre hablo tras suyo, Ekko solo se dio la vuelta para dedicarle una sonrisa torcida.

En realidad, él no deseaba eso, deseaba fortalecer a Zaun contra todo pronóstico, en contra de cualquier cosa; tenía confianza en su propia ciudad, sus amigosy compañeros.

—¿Cómo van esas solicitudes hijo? —La voz de su padre se escuchó en su espalda, este se quedó en silencio antes que la mano alientadora de su padre diera un suave golpe en su espalda— Seguro te aceptarán, eres extraordinario hijo.

Su madre sonrió cansada frente a su padre.

—Claro que si cariño.

Su orgullo hizo que Ekko se quedará callado, no podía decirles eso a sus padres, no después de lo que pasó después que se enteraron de la muerte de su antiguo mentor.

...

—Mis padres no pueden seguir trabajando bajo esas condiciones.

Ambos frente a frente, no supo en qué momento el joven se encontró frente a frente con tal mujer, pero alzaba su cabeza con valentía, la misma que alguna vez imitó de Vi.

—Sabes el trato, Ekko.

—No trabajaré para ti—Gruño— olvídalo.

—Tus inventos... —empezó la mujer— Son tan asombrosos cómo pensé. —Soltó uno de los artefactos de Ekko, una patineta a inicios de una velocidad aceptable. — Pero necesitan fuerza, poder. Si me dejas ayudarte, tanto a ti como a tus padres.

—No. —Respondió—Trabajar para ti y para Silco es lo mismo, ambos solo contaminan está ciudad.

Arrebato su invento de las manos de la baronesa, dando media vuelta hacia las calles oscuras de Zaun.

No supo cuánto camino, pero se detuvo cuando escucho un gemido lastimero en uno de los callejones oscuros al lado de la carretera.

Se detuvo por un momento sin voltear a mirar, sosteniendo su tabla con fuerza contra su costado. Estuvo a punto de volver su camino hasta que lo volvió a escuchar.

Un gemido de dolor mezclado con llanto lamentable.

—Ayuda...—Un quejido casi inaudible. Eso lo hizo detenerse y voltear hacia la oscuridad del callejón.

Suspiro antes de dejar su tabla contra la pared, y caminar lento hacia la oscuridad. Debió ser la luz reflejada en sus rasgos lo que lo reveló, junto el sonido de sus pasos acercándose.

—¿Quién eres? — Hablo con temor, lo logro distinguir tirado sobre cajas de madera, con restos de shimmer en el suelo.

—Soy la ayuda—Respondió Ekko, extendiendo la mano hacia él. —Si la aceptas. —El hombre, que logro reconocer como un vastaya, se echó para atrás, dejándose caer más contra la madera.

—Estoy jodido niño—Su voz lastimera lo hizo suponer que tal vez estaba llorando— Ya no queda nada para mí...

Ekko quedó en silencio, logro ver los tarros vacíos, su cuerpo destruido junto a la madera.

Eso es lo que había dejado Silco.

—Te ayudare—Volvió a hablar—Si aceptas dejar todo esto, y volver a empezar.

Una risa lastimera se escuchó.

—Eso es imposible niño...

—Otra oportunidad, tómalo como una segunda oportunidad.

Paso un momento de silencio, dejando su mano extendida por todo ese tiempo antes que este la aceptará, sosteniéndola con fuerza para levantarse. Cabeza agachada, ropa desgarrada y un poco ánimo al caminar.

—¿Quién eres?

Un brillo verdoso de los Firelights qué empezaron a salir de las ranuras llenando el espacio de luz verdosa.

—Soy Ekko.

El mayor dio un movimiento de mano como saludo.

—Scar.

...

Presente.

Hope se detuvo frente a una gran mansión, un aire entre Piltover y Zaun adornaba el ostentoso edificio.

Volvió a caminar cuando la mujer la empujó hacia adentro, dejando que su mirada de desviará entre las paredes altas y las lámparas brillantes.

Fue justo en el pasillo donde ambas se detuvieron, haciendo que su mirada fuera hacia el frente, tomándose con una figura femenina intimidante, la mujer centro su mirada en ambas.

—¡Baronesa! —Saludo la mujer a su lado.

—Colin—correspondió acercándose a ambas, Hope permaneció en silencio a su lado—¿Que te paso?

—Tuve un accidente, mi pie se lastimó—La mujer volteo su mirada hacia la joven—Esta niña me ayudó, me trajo hasta aquí.

Hope sintió su pecho golpear cuando sus miradas se encontraron, una mirada oscura e intimidante.

—Jum—Balbuceo, al momento llamo a una persona que apareció casi corriendo—Lleva a Colin a curarse—El hombre asintió, tomando a la mujer de la misma forma en la que Hope lo había hecho, haciendo que está la soltará. La mujer le dedicó una sonrisa suave mientras con una mano hizo una seña de despedida.

Hope se quedó quita en medio del pasillo incomoda con la mirada de la mujer contra sí ella.

—Entonces niña, ayudaste a una de mis trabajadoras, te doy mi agradecimiento. —Hope asintió suavemente antes que volviera a hablar—Dime... ¿Que buscas?

La menor parpadeó.

—¿Que busco?

—Las personas siempre vienen a mí en busca de algo, que es lo tuyo—La joven frunció el ceño de inmediato, incómoda.

—No busco nada, solo la estaba ayudando. Tengo mi propio grupo.

—¿A si?

—¡Por supuesto! Soy una Firelight.

La mujer sonrió detectando el orgullo en su voz.

—Entonces estoy en lo correcto.

El ceño fruncido volvió, junto a una expresión molesta.

—¿De qué habla?

—No puedes ser otra que la hija de Ekko, ¿No es cierto?

Sus mejillas se sonrojaron de inmediato. Nunca la habían reconocido de esa forma. Ella duro un tiempo indecisa antes de asentir.

—¿Como lo supo?

—Oh, no es lo único que se de ti, niña— La mujer se acercó lo suficiente para que Hope sintiera que perdía el aliento, esa mujer era altísima, por suerte le llegaba al pecho.

Su corazón se detuvo cuando sintió la mano sobre ella, cerca, muy cerca.

Perdió el aliento cuando noto que había tomado un mechón de cabello, uno que había dejado suelto en su rostro fuera de la trenza tras suyo.

—Por ejemplo, se de tu revoltosa madre.

Los ojos de la joven se abrieron de inmediato de la impresión, subiendo la mirada hacia ella, que la observaba con una sonrisa de victoria y aún con el cabello en sus manos volvió a hablar.

—No hay muchos Zaunitas con este color tan peculiar.

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