9

533 65 16
                                    

<<Mi corazón y mi vida te pertenecen>>

Jinx se dio cuenta de lo difícil que era levantarse cuando su tiempo llegó. prefería quedarse acostada por mucho tiempo en el suelo antes que levantarse por ella misma.

Su estómago era tan grande que ni siquiera podía ver sus pies y los vestidos eran inútiles para ocultarse, así que cansada del trayecto de su propia guarida hasta Ekko, termino decidiendo conservar sus ultimos días con los Firelights.

No era extraño verla paseando por algunos rincones del refugio, o sentada a la sombra de árbol simplemente tejiendo.

Actividad que se había vuelto un hobby después que fuera imposible para ella cargar el peso del metal.

En definitivo era algo totalmente diferente.

Ekko la encontraba desprevenida, mirándose al espejo en cualquier ángulo para encontrar esa figura extraña, se acercaba a ella con sigilo para llenarla de halagos y besos.

Hacía tiempo se había decidido no llorar más, seria feliz todo lo que pudiera. Cada día se lo prometía y termino ignorando las voces para empezar a hablar ella misma.

Sin alguna respuesta, pero feliz, contaba cada anécdota, cuento, historia, lección, canciones o lo feliz que se sentía a su vientre. Se dio cuenta que era algo que disfrutaban ambos cuando el bebe se movía, dando patadas o puños que terminaban lastimándola e irónicamente, haciéndola sonreír.

—Serás fuerte—acarició la zona golpeada, recibiendo otro movimiento—Solo no lastimes a mami ¿sí?

Si bien el ser en su interior resultaba usualmente muy obediente, había algo que hacía que Jinx perdiera cualquier poder.

—Ya volví—La voz de su padre hacía que él bebe se alborotara rápidamente, dando golpes que causaban una expresión de dolor en la chica antes que su novio llegara hasta su lado.

Acariciaba su vientre con delicadeza, calmando la agitación.

—Ya tranquilo, estoy aquí, pórtate bien y no lastimes a tu madre —Si había alguien que le ganaba a Jinx contra su hijo ese era Ekko.

—Favoritismo—gruño, causando una risa en Ekko. —¿Que te dijeron? —cambiando su expresión preguntó enérgica.

—Que pronto llegará la hora, ellas se encargarán del parto y atenderán cualquier incidente.

Un suspiro aliviado salió de Jinx, aunque confiaba en la persuasión de su pareja, no estaba segura que las parteras accedieran a ayudarla tan fácilmente, casi se mentalizaba a hacerlo ella misma.

—Me gustaría saber que va a ser, escuche que en Piltover lo saben antes que nazcan.

Ekko sonrió pesadamente acariciando su vientre.

—sea lo que sea... Lo amaremos mucho.

—Claro que si—una risa salió de sus labios antes de atraer a su novio contra sí misma y besarlo.

—Quiero que salgamos mañana.

—¿Salir? —Ekko asintió.

—No será muy lejos, solo quiero que cambies de ambiente, nos hará bien.

La zaunita lo pensó por varios segundos antes de asentir.

...

—para ser alguien que vive al lado de un rio, admito que la idea de nadar era lo último que pensé.

Ekko se rio antes de echar un poco de agua en su rostro, ganándose un quejido y regaño de su novia.

Uno de los pocos caños que pasan por Zaun en un estado limpio y apto para bañarse, para su suerte estaba lo suficientemente vacío como para disfrutar su pequeña tarde.

No te olvides de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora