La rampa de abordaje del transporte de asalto se enterró suavemente en la tierra seca, las linternas de los cascos se encendieron y una docena de guerreros mandalorianos descendió hacia el paraje infértil que tenían delante. A veinte metros y al costado de un abismo oscuro, una gigantesca fortaleza en ruinas se alzaba muda esperando a que alguien volviera a recorrer sus antiguos pasillos; su enorme puerta parecía devorar la poca luz de la noche que se vertía sobre los muros, tremendas moles de rocas ciclópeas que debieron ser unidas usando un conocimiento antiguo perdido.
Pasaron tres segundos hasta que la figura fría de una capa interviniera, la armadura completa de beskar era de un gris oscuro tan sombrío que casi parecía devorar toda la paz a su alrededor. Los ojos que se escondían tras los visores del casco eran serios y duros, tanto como podían llegar a serlo; rápidamente inspeccionaron el área sin encontrar nada interesante alrededor. En el fondo se sentía levemente inquieto y una extraña amargura le dejaba un mal sabor de boca.
—Hemos llegado, padre —dijo Ontar, mirando a lord Crayt.
—Kerus VII. Alguna vez fue un mundo más agradable —le respondió.
—Nuestros equipos de reconocimiento ubicaron la fuente de energía en el complejo de al frente. Cuatro niveles por debajo de la superficie.
—¿No hallaron nada más?
—Es la única lectura registrada.
—No es de extrañar —dijo—, las gentes que vivían aquí poseían tecnología de encriptación muy avanzada, tecnología que no se ha vuelto a recrear en milenios. Será necesario que los equipos peinen detenidamente todo el sector.
—Este mundo está muerto. ¿Exactamente qué estamos buscando, padre?
—Si tenían un nombre ya se ha perdido en el tiempo —lord Crayt avanzó hasta llegar al borde del abismo, Ontar lo siguió de cerca a la par que daba las indicaciones a sus hombres para comenzar con la ejecución de su operación—. Los antiguos sith se ocuparon de eso.
—¿Que los sith no se habían extinguido?
—Aún eres muy joven, hijo, por eso estás aquí. —Se tomó su tiempo. Los escuadrones de guerreros que tenía bajo su mando pasaron por encima suyo volando con sus jet packs en dirección a la fortaleza; sabía que estaban solos, pero de todas maneras no llegaba a sentirse tranquilo—. Este mundo alguna vez fue el punto de partida hacia distintas regiones de la galaxia, era un nexo esencial, un puente; era difícil encontrar a alguien que no supiera de este planeta... Y hoy en día solo nosotros sabemos de su existencia.
—Por eso no figuraba en ninguno de los mapas estelares que tenemos —agregó Ontar—. ¿Pero qué de provecho hay aquí?
—¿No lo has comprendido acaso? Mucha tecnología yace escondida debajo de la tierra que estamos pisando ahora mismo; los sith de antaño sabían de eso y trataron de apoderarse de todo ese conocimiento, aunque obviamente fracasaron. Pero, si logramos hacernos nosotros con ella... Nuestra casa se convertirá en la más fuerte y poderosa de todas las casas nobles de Mandalore y ni siquiera la duquesa podrá hacer algo para impedirlo. Nuestro ascenso al poder tiene aquí su clave. Llegaremos a influenciar incluso entre el senado de la República o de los separatistas, de cualquiera de ellos que gane la guerra.
—¿Y nosotros...?
—Este ha sido el secreto de nuestra familia por cientos de años, hijo, pero ninguno de los lores anteriores, ni siquiera tu abuelo, se habían atrevido a pisar este suelo de nuevo.
—¿¡Pero por qué!?
—Sus estúpidas tradiciones se los impedían... Y algo más: no había una razón lo suficientemente fuerte como para hacerlo.
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Fuego Estelar: A Star Wars Fan History II
Science FictionLa Guerra de los Clones continúa; la República comienza a perder la estabilidad y a presenciar más de cerca los horrores de la guerra. Dans Ryder se deberá enfrentar ahora a las dificultades de haber escogido un bando y se verá obligado a sobrevivir...