Oscuridad en Umbara

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«Deberá hacerse. Porque si algo lo trajo de la muerte, entonces debió ser por una razón y lo sabes bien, lo conoces mejor que nadie. Solo piénsalo, Ahsoka. ¿Qué impedirá que llegue? ¿Quién lo detendrá? ¿Nosotros? ¿El Imperio? Yo no lo sé, nadie aquí lo sabe, pero creo que en realidad lo que debemos preguntarnos es... ¿Contra qué está luchando el Solminio? ¿Qué es lo que los obligó a venir hasta aquí? ¿Qué es lo que Dans Ryder está buscando tan desesperadamente... y por qué?».


Kanan Jarrus a Ahsoka Tano; crisis en Lothal.
Año 15 del Imperio Galáctico.

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     ―¡Aceleren el paso, batallón! ―exclamó Krell con suma impaciencia―. No es un curso de entrenamiento en Kamino.

     Las tropas detrás de él llevaban dos horas de caminata sin descanso. Muchos estaban exhaustos y algunos de los heridos se esforzaban por seguir el paso del cuerpo principal a través del espeso follaje fantasma del planeta.

     ―El nuevo general no es muy sutil ―comentó Cincos con ciertas reservas.

     ―Solo quiere cumplir el objetivo ―respondió Rex a secas.

     ―¿Insultando a todo el mundo?

     ―Como sea. Está a cargo y tenemos un trabajo que hacer. Trátalo con respeto y nos llevaremos bien.

     ―El respeto debe ser mutuo y no solo de un lado a otro ―dijo Dans uniéndose a la conversación―. El respeto no se pide, se gana.

     ―Concuerdo con usted, capitán ―convino Cincos―. No ha hecho más que menospreciarnos.

     ―Sé que están inconformes con los métodos del general ―prosiguió Rex―. Pero así son las cosas. Nosotros no dictamos las reglas.

     Dans y Cincos se miraron entre sí, no les agradaba nada tener a Krell al mando, pero tampoco podían negar que Rex tenía razón en sus palabras. Eran soldados y debían obedecer las órdenes de un superior, aun si este era un completo imbécil. De todas formas, Cincos lanzó un bufido de molestia y levantó la mirada justo en el preciso instante en que un par de extrañas criaturas sobrevolaron sobre ellos.

     ―¿Ven eso? ―llamó la atención de Dans y de Rex tocándoles el brazo antes de apuntar hacia arriba.

     ―Sí... ―masculló Rex―. ¡Preparen sus armas! 

     Eran dos banshees de Umbara, depredadores nativos del planeta que tenían el tamaño de un hombre humano adulto; fuertes mandíbulas, una cola poderosa y varias espinas en los costados que eran capaces de atravesar las armaduras de plastoide que llevaban encima. Todo el batallón se posicionó en formación de ataque, esperaron a que los banshees descendieran sobre ellos y dispararon en cuanto los tuvieron a tiros.
     Ninguno pudo acertar, volaban demasiado rápido y sus movimientos eran tan erráticos que no se sabía hacia dónde iban a girar. Uno de ellos se lanzó contra el piloto de un AT-RT, lo sacó del asiento del caminante y se elevó en el aire con él entre sus garras. Le clavó las mandíbulas y saboreó la sangre que brotó a chorros sobre sus colmillos hasta el soldado pudo zafarse y cayó de bruces contra las ramas de uno de los árboles cercanos salvando la vida.
     El segundo banshee atrapó a un médico, dio la vuelta y lo sostuvo con demasiada firmeza. Todos trataron de derribarlo, pero corrían el riesgo de darle al soldado atrapado entre sus garras. No fue sino hasta que el general Krell saltara impulsándose con la Fuerza que el médico quedó libre y se precipitó hacia tierra saliendo ileso.

     Krell sostuvo al primer banshee con la fuerza de sus dos brazos inferiores. La bestia quedó sometida y forcejeó estrepitosamente con la intención de retomar vuelo, pero los sables dobles del general jedi le arrebataron la oportunidad cuando las hojas azul y verde le atravesaron el cráneo. Apenas había matado a la bestia cuando el segundo banshee se abalanzó furioso sobre Krell, el general ni siquiera se inmutó, percibió al animal a través de la Fuerza y dio un tajo certero justo cuando las garras iban a cerrarse sobre su espalda.
     La criatura cayó moribunda al piso, rápidamente un grupo de soldados entre los que estaban Rex y Dans se apresuraron a cerrar un círculo para evitar que escapase, pero dejaron que Krell tomara la rienda del asunto al acercarse al banshee. Les dedicó una mirada furtiva a todos y vociferó un regaño al mismo tiempo que aplastaba el cráneo del banshee de un pisotón.

Fuego Estelar: A Star Wars Fan History IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora