―¡Bo-Katan, conmigo! ―instó Dans, desesperado, mientras desenfundaba sus dos blásteres S-195 y corría hacia la encrucijada que tenían a cuarenta metros de distancia―. ¡Earri, Grabbel, ustedes encárguense de abrirnos una ruta de escape! ¡Ahora!
Nadie dudó, todas acataron las indicaciones de inmediato. La ola de seres se avecinaba hacia ellos desde algún lugar entre la oscuridad. Los gorjeos se hacían cada vez más agudos, más altos, más nítidos y todos supieron que era una avalancha de carne, huesos y hambre.
―Somos dos y son tres caminos ―recalcó Bo-Katan. Delante suyo, un corredor transversal se extendía a derecha e izquierda, lo que obligaba a ambos a tener un ojo puesto siempre en el corredor principal que continuaba de largo―. No vamos a aguantar.
―No lo haremos ―confirmó Dans―. Solo necesitamos ganar tiempo para que ellas nos abran cualquiera de esas puertas.
―Nos alejaremos demasiado del camino ―recordó la Kryze.
―Tomaremos ese maldito riesgo ―gruñó―. ¿Lista?
Bo-Katan utilizó la visión nocturna de su casco, plantó la vista en el final del pasillo a su izquierda y contempló con horror cómo un mar de bocas llenas de sangre negra y muerta se abalanzaba sobre ellos a toda velocidad.
Los seres corrían como si estuvieran siendo jalados hacia ellos por alguna fuerza extraña, veía sus rostros vacíos, sin vida, sonreír mientras lanzaban mordidas al aire. La sangre se le heló en las venas y, entonces, un disparo de bláster la hizo dar un pequeño salto de susto.―¡Carajo, están en el techo! ―gritó Dans, alarmado, mientras desataba una andanada de plasma azul contra los ductos de ventilación y las falsas placas de recubrimiento sobre su cabeza.
Bo-Katan tardó un segundo en reaccionar, sus ojos y su mente estaban congeladas, enfocadas en el terror que caía sobre ellos, pero cuando pudo reaccionar, lo único que salió de su boca fue una súplica clara.
―¡Earri, abre una brecha!
La mandaloriana asintió a la distancia, preparó cargas explosivas y le pidió a Grabbel que las instalara en una de las puertas adyacente cerradas por el sistema de bloqueo de la instalación.
El llanto de los cañones de los blásteres de Dans chirriaron en el ambiente, Bo-Katan se sumó a él y formaron un blanco de defensa en un intento desesperado por detener el avance de los seres que arremetían contra ellos. Earri no podía quitarse los gruñidos de la cabeza ni las voces nerviosas de los otros dándose indicaciones y alertas entre sí, comenzó a trabajar lo más rápido que pudo, configuró la carga y limitó su alcance, hasta que finalmente pudo darle el visto bueno a Grabbel para que la detonara y abriera una brecha en la compuerta que habían escogido.
―¡Llegaron! ―gritó Dans viendo cómo una mandíbula se cerraba a poco menos de un metro de distancia de él.
Bo-Katan giró de golpe y le quitó al ser de encima de un disparo certero entre las cejas. Fue entonces que la explosión se hizo notar, hubo un estallido y el humo negro se esparció por el corredor.
―¡Vámonos! ―Grabbel y Earri ingresaron en la brecha. Bo-Katan y Dans dieron media vuelta y corrieron a toda velocidad hacia la abertura.
Dentro se toparon con un obstáculo más, Earri no pudo contener un grito de frustración y nervios cuando entró en una sala cuya puerta posterior también estaba bloqueada. Tendría que repetir el proceso una vez más y ya solo le quedaban dos cargas adicionales, al usar esta solo tendría una más para usar más adelante.
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Fuego Estelar: A Star Wars Fan History II
SciencefictionLa Guerra de los Clones continúa; la República comienza a perder la estabilidad y a presenciar más de cerca los horrores de la guerra. Dans Ryder se deberá enfrentar ahora a las dificultades de haber escogido un bando y se verá obligado a sobrevivir...