Algo Nuevo

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     ―Entonces, Doc, ¿qué opina? ―preguntó Dans mientras se relajaba sobre la silla giratoria de la cónsul jedi y ponía los pies sobre el escritorio―. A que mola mucho.

     Nema entrecerró los ojos y examinó con cuidado el recipiente de coaxium refinado que el teniente había traído de su pequeño viaje a Mechis III. Sin duda, era algo increíble, algo que no pensó tener nunca en sus manos y menos en su laboratorio personal de investigación científica, las posibilidades de nuevos conocimientos se abrían para ella y la invitaban a adentrarse en secretos que permanecían ignotos en todos lados. Estaba más que complacida, aunque trató de no demostrarlo para no perder su aire jedi... que al fin y al cabo también era muy importante para ella. Aun así, muy pocas cosas pasaban desapercibidas para Dans y él no insistió cuando, sutilmente, notó los ojos de sorpresa que la halaisi puso al ver el hipercombustible en perfecto estado.

     ―Esto es maravilloso... ―dijo, la voz arrastraba incredulidad―. Sigo sin creer que dieras con esto. ¿Es real, verdad?

     ―Doc, le has hecho cinco análisis seguidos, ya sabes que es real.

     ―Sí, tienes razón. ―Accedió―. ¿Estás seguro de dármelo?

     ―Claro que sí, tengo otros para mí, así que no hay problema. Tómalo como una... pequeña compensación por todo lo que me has ayudado.

     Nema olvidó su porte jedi y sonrió. Un centenar de ideas, experimentos y cosas raras se le vinieron a la cabeza. Tenía que comenzar a hacer pruebas inmediatamente, iba a estar muy ocupada. Si bien, Ryder había sido muy reservado respecto al cómo lo había obtenido, le confesó que tuvo muy difícil el hacerlo. No sabía qué había pasado en Mechis III, pero sea lo que haya sido, había sido un éxito. Tenía las dos bombonas de tyrazine que necesitaba y además un recipiente de coaxium refinado en las manos. Sus proyectos acababan de recibir un gran impulso investigativo y sonrió aun más cuando por su mente pasó la idea de que ambos eran un buen equipo.

     ―No sé cómo agradecérselo, teniente.

     ―¡Bah! Déjalo así, Doc ―dijo mientras sacaba su petaca del interior de su gabardina y bebía un sorbo de ese licor tan suave que le acariciaba la garganta―. A veces solo tienes que aceptar la buena fe de otros. Pero, como digo, me salvaste la vida. Lo menos que puedo hacer es tratar de ayudarte en lo que pueda. ―Nema asintió de buen grado y colocó el coaxium sobre un par de varillas-soporte al lado de sus tubos de ensayo―. Y por cierto... ¿Cómo quedaron tus planes de revolucionar la ciencia médica?

     ―Pues están... eh... ¿cómo dices tú? ―hizo una pausa para recordar―. Yendo con viento en popa.

     ―¿En serio? ―exclamó―. ¿Ninguno de esos cerebritos en bata blanca se escandalizó cuando llegaste y presentaste toda una serie de imágenes de cómo literalmente reconstruiste tejido orgánico a niveles incluso celulares de forma que quedaran como si nunca hubiera recibido daños? Wao, eso es sí que es de locos.

     ―Bueno... puede decirse que ahí está el detalle ―el tono con que lo dijo le hizo saber a Dans que Nema había hecho alguna jugada astuta.

     ―Venga, Doc, pasó algo, ¿no es así?

     ―Verás... Lo medité mucho antes de presentarlo al Colegio General de las Ciencias Médicas de Coruscant... y llegué a la conclusión de que si lo presentaba como un caso de estudio ya realizado y completado con éxito... podía generar cierto... escándalo innecesario.

     ―¿En qué sentido? ―volvió a beber.

     ―En el sentido de la ética... y si era moralmente aceptable que una cónsul jedi realizara ese tipo de prácticas sin ningún tipo de autorización ni regulación. ―Lanzó un largo suspiro de decepción―. Mi accionar podía calificarse como experimentación con personas.

Fuego Estelar: A Star Wars Fan History IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora