4. Un mal primer día

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No estaba nerviosa, pero debía admitir que jamás había invitado a nadie a mi estudio

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No estaba nerviosa, pero debía admitir que jamás había invitado a nadie a mi estudio.

Para algunos no era mucho, pero para mi era todo mi mundo. No era tan amplió como me hubiese gustado y por lo general siempre había ese olor a pintura que no se iba por nada. Había un montón de lienzos apilados de pinturas que jamás pude terminar, otro montón de proyectos y muchas pinturas de diferentes colores.

Para mí era el paraíso.

Había citado a Andrew para comenzar con el proyecto y la verdad no tenía muchas cosas en mente.

Estaba dispuesta a dejarme llevar y tratar de ver cómo podía entablar una conversación sin terminar en una discusión.

Cosa que no funcionó.

– No estés tan tenso, ¿podrías relajar un poco los hombros?

– Si no pareciera una puta estatua... – lo escuche murmurar.

– Hasta una estatua sería mejor... – dije en un tono en el que estaba segura me escucharía.

Vi como Andrew tensaba la mandíbula.

– ¿Podemos tomar un descanso?

– Andrew, tomaste uno hace cinco minutos. – dije con la poca paciencia que me quedaba y con la vena de mi cuello apunto de estallar.

– Pues necesito tomar otro.

Y con eso se levantó y fue hacía una de las ventanas.

Un niño de seis años sería menos infantil y con eso decía mucho.

– ¿Sabes?, creo que esto no está funcionando.

– No me digas... – dije con una sonrisa irónica.

– Tienes que relajarte Maddyson. Siempre pareces tener un plan para todo y si te soy sincero creo que necesitas romper un poco las reglas.

Fruncí el ceño. – ¿Te drogaste?, mira que no me sorprende pero...

Me miró con los ojos entrecerrados. – Haré como que no escuche eso... y no me drogo por cierto.

Solo rodé los ojos.

Sabía que no estaba funcionando, no había logrado terminar ningún cuadro en meses y esa falta de inspiración estaba matándome. El maldito proyecto era una oportunidad increíble, si a la profesora llegaba a gustarle tenía la opción de mandarlo a una galería de arte muy popular en la ciudad.

Cosa que había querido desde hacía mucho tiempo, siempre había sido uno de mis sueños. Además de recorrer el mundo junto con mi arte.

Tampoco ayudaba el que no me llevara del todo bien con Andrew, no sabia absolutamente nada de él y no solía encontrar como plasmarlo para que pareciera su esencia.

Todo iba en caída.

– ¿Estás bien, Maddyson? – escuché lo que decía mientras pasaba una mano delante de mis ojos.

Siguiendo al corazón © #2 - Saga Four Hearts. 💜(en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora