La primera impresión siempre es importante.
Después de que en una fiesta él arruina su cita de la noche, todo se descontrola.
Siempre coinciden pero no se soportan.
Ella cree que es gruñón, arrogante y un fastidio.
Él cree que ella es fría, calculad...
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– ¿Quién era?
– Vamos tío, no seas chismoso.
– ¡EL CHISME ES PARTE DE MI VIDA! And, deja de ser un cabrón y dinos quién te ha llamado. – escuche decir a Tay al otro lado de la batería.
Evan cómo era de esperarse solo rodó los ojos y pasó de largo hacia la mini nevera.
– Solo era Maddyson, no hay nada de qué preocuparse.
Aunque yo sí lo hacía.
– ¿Maddy? ¿Llamándote? ¿A ti? – Aarón frunció el ceño y me echó una mirada cargada de confusión.
Incluso Evan que siempre tenía una cara seria levantó ligeramente las cejas mirando en mi dirección.
– ¿Hay algún problema por el cual Maddyson tenga prohibido llamarme? – dije algo irritado.
Estaban apunto de reventar la poca paciencia que me quedaba.
Aarón parecía querer decir algo pero Tay se adelantó. – Por el amor de Dios, Andrew. Todos aquí sabemos que no podían estar juntos en la misma habitación y ahora resulta que te llama de la nada. ¿Nos hemos perdido de algo, no? Incluso el pobre Evan recuerda el incidente del bar hace un año.
Aarón comenzó a pasarse las manos por el rostro tratando de ocultar su risa.
Mientras Evan nos miraba a todos con mala cara mientras asentía.
– Fue un día oscuro para mi camiseta. – fue lo único que murmuró y siguió en lo suyo.
– No tengo tiempo para estas estupideces. Debo irme, los veo luego chicos.
No espere a ver qué más tenían por decir sobre mi llamada con Maddyson. Algo comenzaba a decirme que no se encontraba muy bien y de no ser por su llamada probablemente no me habría enterado.
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Podría decir que las lecciones estuvieron como siempre.
Pero sería una gran mentira.
Maddyson estaba más callada de lo normal, no se burló de mí en ningún momento y ni siquiera me miró a los ojos desde que llegó.
