5. ¿Tregua?

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Sabía enormemente que la tarde anterior la había liado con Maddyson

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Sabía enormemente que la tarde anterior la había liado con Maddyson.

Liado en grande.

Pero en el fondo sabía que solo lo hacía para provocarla, jamás fue mi intención meterme en un terreno en el cual pudiera hacerla sentir incómoda en cuestión sentimental.

No era mi estilo jugar así de sucio.

No pretendí volver a su estudio porque sabía que probablemente seguía enfadada y para ser sincero no quería provocar otra discusión.

Había tenido suficiente.

En este momento me encuentro en Viarity, una cafetería que queda cerca y ya que no tengo nada mejor que hacer decidí pasarme para tomar algo rápido.

– ¿Qué desea...? ¿Andrew?

– ¿Siena?

Mierda.

Siena Condovert, la chica por la que ahora estoy atrapado en el trato con Maddyson.

– Que gusto verte Siena, no tenía idea de que trabajabas aquí.

– Bueno... Es algo de medio tiempo y tal vez no sea mucho pero ahora estoy aquí. – dijo con una sonrisa tímida.

– He oído que aquí se prepara uno de los mejores cafés de la ciudad, supongo que tendré que averiguarlo.

– Si, yo... claro. Dame un momento y tú orden estará lista.

Asentí y traté de ocultar una sonrisa, cuando me di la vuelta para volver a mi mesa vi que tenía unos ojos azules mirándome con una ceja enarcada.

Di un respingo y me lleve una mano al corazón.

– ¿Qué estás loca?

– ¿Ella es a quién quieres conquistar? – dijo aún mirándome con confusión.

– ¡Pero no lo grites al mundo! – dije echando una mirada rápida hacia la barra para verificar que nadie había escuchado eso.

Tomé a Maddyson de un brazo y pude notar que ella tenía una sonrisa divertida, en otra ocasión me hubiera parecido gracioso. Ahora, solo quería averiguar cómo no asesinarla.

– ¿Entonces?...

– ¿Qué carajo haces aquí?

– Oye gruñón, yo solo venía por un café y te he visto en la barra. Jamás pensé que estuviera interrumpiendo tú romance. – dijo encogiéndose de hombros.

– No me llames gruñón y... no interrumpiste nada. – dije entre dientes.

– Gruñón. – escuche que susurraba.

– ¿Eres una pesada, sabes?

– Gruñón.

– Maddyson, basta.

– Gruñón.

Cerré los ojos implorando paciencia. – Si no te callas juro que... – y en ese momento Siena anunció mi pedido, cosa que agradecí.

Mientras me dirigía hacia la barra pude escuchar su risa y aunque me costó admitirlo, era un sonido que estaba comenzando a disfrutar.

Mientras me dirigía hacia la barra pude escuchar su risa y aunque me costó admitirlo, era un sonido que estaba comenzando a disfrutar

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– Aún no entiendo cómo dejé que me acompañaras. – dije mirando de reojo a Maddyson.

– Era lo menos que podías hacer. – dijo con una mueca.

No solía tomar muy en serio lo que me decía, siempre terminábamos discutiendo y jamás nos disculpábamos con el otro. Era como un círculo vicioso que en el fondo sabía que nos gustaba, pero realmente me sentía fatal por cómo la hice sentir.

Jamás había sido mi intención.

– Sobre lo que dije hace un rato, yo...

– No tienes que decir nada, Andrew. Los dos fuimos lo bastante idiotas como para dejarnos llevar y... bueno, suele pasar. – dijo algo incomoda, como si no estuviera acostumbrada a recibir disculpas.

En cierto modo me impresionó y me dejó un mal sabor de boca.

– ¿Por qué no me cuentas sobre Siena? Parece un tema mucho más interesante.

– Me sorprende que llevemos más de diez minutos en esté parque y pudimos llegar a una especie de tregua.

– ¿Quieres volver a las discusiones? – dijo en tono divertido.

– Se que son parte de la rutina pero... no por el momento.

– Entonces habla.

– No se que es lo que esperas que te diga, Maddyson. Simplemente es alguien que me atrae y me gustaría conocerla para ver si podríamos llegar a algo más y... ¿porqué me estás mirando así?

– Porque pareces un loco enamorado y me das asco. – dijo deslizándose dos centímetros lejos de mi.

– Bueno... creo que eso es mejor que parecer ególatra, ¿no? – dije con una sonrisa divertida.– Hay muchas cosas que no sabes de mi y no son como piensas, Maddyson.

– Como digas... igualmente siempre serás un gruñón y arrogante.

Solo blanqueé los ojos.

No se cuanto tiempo pasamos hablando de cosas triviales, metiéndonos con el otro y pasando por fin algo de tiempo divertido entre nosotros.

Sinceramente, nunca la había visto soltar tantas risas ni con sonrisas tan sinceras cómo está tarde.

Y debo decir que de algún modo me gusta saber que puedo ser dueño de momentos en donde sea ella misma, aunque jamás lo admita en voz alta.

Porque si sigo siendo sincero, de un momento a otro su sonrisa sin la máscara que ponía constantemente de una persona fría y conquistadora me parecía mucho más bonita que de costumbre.

Y comencé a notar que podrían ser mis momentos preferidos.

Siguiendo al corazón © #2 - Saga Four Hearts. 💜(en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora