7. Colores

14 3 0
                                    

Reunirme con Maddyson

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Reunirme con Maddyson.

Muchas cosas podrían terminar mal si seguíamos pasando demasiado tiempo juntos o podría llevarnos a por fin conseguir nuestros objetivos.

Y al parecer en este momento lo descubriríamos.

Quedamos en el mismo parque de la tarde anterior y yo no tenía idea de lo que me depararía.

– Vaya, si viniste.

– Para tú mala suerte, lo hice. – dije con una sonrisa de lado.

Recorrí el parque con la mirada en busca de alguna señal que me indicara qué hacía aquí, pero no encontré nada.

– Si buscas la salida para huir, te recuerdo que estamos del otro lado del parque. – dijo mirándome con los ojos entrecerrados.

– De hecho, estaba buscando el camino más fácil por si algo salía mal.

– Que gracioso...

– Vamos, Maddyson. ¿Qué hacemos aquí?

– Date la vuelta.

Y entonces lo vi.

Una manta sobre el pasto, lienzos, botes de pintura, comida, pinceles y un montón de otras cosas de las que no tenía idea su nombre ni cómo se utilizaban.

– No sabía de qué manera podía mostrarte sin que fuera un desastre, no soy buena preparando cosas para alguien más y... lo único que se me ocurrió fue mostrarte lo único en lo que no tengo que ponerme una máscara para ser alguien más.

Yo me quede admirando todo en silencio.

– Si no te apetece... podemos hacer algo más, si solo quieres observar mientras pinto y estar en silencio, está bien. Solo di algo... – dijo dándome una mirada que dejaba ver un brillo nervioso sin que se notara demasiado.

Pero yo lo hice de todas formas.

– Es... perfecto. – fue lo único que mi boca logró articular.

– ¿Qué? – dijo ella con las cejas totalmente hacia arriba.

– Es perfecto, Maddyson. Es algo que te representa totalmente y que quieras compartirlo conmigo... gracias.

– ¿Vamos?

Solo asentí.

Caminamos hacia la manta y vi como se ponía de rodillas sobre ella para abrir diferentes botes de pintura, mientras me pasaba pinceles y varias cosas que no reconocí.

– ¿Qué es... esto? – dije mientras tomaba un trocito de algo negro.

Maddyson miró en mi dirección. – Ah, es carboncillo. – y siguió concentrada organizando todo.

Yo me quedé observando el trocito que seguía en mi mano. – ¿Vas a pintar con carbón?

– No es "carbón", Andrew. Es un material especial que se utiliza para dibujar, principalmente para hacer algún boceto.

– ¿Realmente sabes mucho, eh?

– Es... lo que estudio, lo que amo y lo único que me mantiene con vida. – dijo mirándome de reojo mientras mezclaba dos pinturas.

– Aunque no lo creas, entiendo. Se lo que es amar lo qué haces, vivir a través de eso y dejar de fingir por completo cuando algo realmente te apasiona.

Ambos dejamos de hacer lo que estábamos haciendo y compartimos una mirada cómplice, ambos sabiendo lo que quise decir. Ambos encapsulados en mundos distintos y tan parecidos a la vez, algo llenó de comprensión y algo más que no supe descifrar.

 Ambos encapsulados en mundos distintos y tan parecidos a la vez, algo llenó de comprensión y algo más que no supe descifrar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Pasamos la tarde pintando, comiendo y sorprendentemente riendo.

Mientras Maddyson hacía un espectacular retrato del parque, yo hacía un intento desastroso por pintar algo.

Después de un tiempo me di por vencido.

– ¿Qué es lo que intentaste pintar?

– ¿Prometes no burlarte?

– Si me dices que has hecho un retrato de Siena para regalarle en la primera cita, juro que me iré en este instante.

– En realidad...

– ¿Qué? – dijo mientras soltaba un intento disimulado de risa.

– Eres tú.

Maddyson se quedó mirándome con los ojos muy abiertos, dejándome ver emociones que jamás había visto porque ella jamás dejaba entrar a nadie. Y como si estuviera esperando una explicación.

Una que yo no tenía, porque ni siquiera sabía porque había decidido pintarla.

– Es solo que... has parecido muy feliz con todo esto, no esperé encontrarme con una Maddyson que sonriera mientras mezclaba colores, que viera todo como si quisiera comerse el mundo y aprender cada detalle de él. Simplemente parecías... feliz. Y quise conservar algo de eso para que tú también pudieras verlo, aunque no terminó muy bien. – dije haciendo una mueca mientras extendía el intento de pintura hacia ella.

La pintura no era extraordinaria, había intentado dibujarla mientras ella estaba concentrada mirando la vista y capturando cada detalle. El sol le caía sobre el cabello rubio y sus ojos parecían más azules que de costumbre, me recordaban a un mar profundo, que podía esconder muchos secretos, pero en lo más hondo guardaba cosas muy hermosas. No aptas para cualquiera.

– Es... es muy lindo, Andrew. Podrá no ser lo que esperabas, pero realmente lo apreció. – dijo dándome una sonrisa amplia que yo jamás había visto.

Ella tendió su cuadro hacia mí y al verlo me pareció lo más increíble del mundo.

Ella tenía talento.

Ella iba a conquistar el mundo.

Solo tenía que creer en sí misma.

Y así entre risas, viendo el atardecer con esos colores brillantes, descubrí que ella los amaba por todo lo que podía significar, todo lo que podía plasmar.

Descubrí un mundo nuevo, qué tal vez siempre estuvo cerca de mi y hasta ahora me había permitido verlo con claridad.

Y quería seguir descubriendo todo sobre él.

Siguiendo al corazón © #2 - Saga Four Hearts. 💜(en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora