El fin justifica los medios
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Ya era noche cuando Gullermo llamó a Oskar para informarle lo ocurrido. Alan, que lo acompañó a la casa de los Seiler, salió apresurado al hospital tras guardar las pruebas contra SDP en la mansión.
Ese había sido el único punto de su plan B que no tenía control y no sabía si sucedería.
Y justo lo que deseaba había pasado.
Cerró la puerta de su coche con fuerza y corrió, bajo la lluvia, al hospital.
—¿Dónde está ella? —su pecho subía y bajaba.
Keven y Lara ahora caían en cuenta: sí que Alan tenía un hermano gemelo. El que había traído a Marian en el coche de Marta usaba sudadera y pantalones grises. Él que entró como un loco al hopital usaba una camisa de cuello alto azul oscura y pantalones negros.
Habían dos Alans
Keven se preguntaba: "¿Cuál de los dos yo... se la chupé?"
Lara se cuestionaba cuál de ellos la había amenazado para patearles los huevos.
—¿Dónde está Marian? —Inquirió en tono agresivo y con las cejas hundidas.
Guillermo se acercó a él y reposó las manos en su hombro.
—Cálmate ¿Vale? —La respiración pesada de Alan era la prueba de que no pensaba calmarse —Ha sido un accidente. Marian está en medio de una cirugía para sacarle la bala, aún no nos informaron de su estado, pero seguro que está bien.
No, no había sido accidente, Alan era el responsable. La rabia que corría por sus venas era hacia sí mismo. No deseaba que la chica muriera. Al final, sí que había usado a Mari; a pesar de que le tenía sentimientos y decirle que todo era real, la usó para alcanzar su objetivo.
Alan miró a los ojos de Guillermo por primera vez.
—Todo estará bien. Todavía no le contamos a su madre para evitar confusión. Vamos a arreglar las cosas. —Aclaró el licenciado.
Las enfermeras, y pacientes que aguardaban su vez en ser atendidos en la recepción, los miraban curiosos. Se morían por saber lo que pasaba. Aunque Guillermo no habló con nadie más sobre el asunto, el chisme sobre la chica con una herida de bala cargada por el licenciado había ganado versiones dignas de películas en los pasillos.
La atención estaba toda en ellos: otro objetivo alcanzado.
El profesor, sin cambiar su expresión de furia exclamó:
—Fuck you!
Y agarró el arma de Guillermo, que estaba dentro de la funda colgada en su cintura, y le apuntó a la cara. Todos que estaban en la recepción se asustaron, muchos corrieron para fuera mientras gritaban otros buscaron escondites dentro del edificio junto a las enfermeras. Lara abrazó a Keven y cerró los ojos y Elise corrió al baño.
—No hagas nada de lo que te puedas arrepentir más tarde —dijo Gui, con calma.
—Yo no me arrepiento de nada —la tensión en la mandíbula era tan evidente que se le marcaban las venas del cuello
—Alan, falta muy poco, no hay motivos para...
—Ya tengo las pruebas —le interrumpió y sacó la traba del arma.
—¿Lo ves? no hay motivos para alterarse. Ya tenemos lo que quería.
—No —dio un paso hacía atrás— falta la última parte del plan.
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Yo, mi profesor y el asesino [+18] ✔️BORRADOR
Misterio / SuspensoUna noche es suficiente para destruir una vida, un beso es suficiente para obsesionarse. La búsqueda por el amor y la aceptación puede ser dolorosa y lenta, pero la llegada del desconocido a Sunfil apresuran las cosas para Marian y sus amigos, sin...