II

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Los torneos en honor al príncipe Aemond llevaban un lapso de dos semanas, mañana se diría quien sería el campeón.

La lluvia en Bastión de Tormentas era evidente, le hacían honor a su nombre, los Targaryen eran dragones, su lugar estaba en el calor, aunque un poco de frío no les molestaba, pero a Aemond sí le molestaba el no poder ir a las Calles de Seda, y el no saber quien era Aeysant.

Alicent dormía lejos de sus aposentos, orden de Lord Borros, quien después de Cassandra envió a Floris, quien vestía un camisón idéntico al de Cassandra.

—No deseo estar con nadie. —murmuró fríamente.

Un chirrido de pánico había salido de los labios de Floris quien inmediatamente tomó su largo abrigo y había salido de los aposentos del príncipe Aemond.

La siguiente noche fue igual, Ellyn había llegado a los aposentos del príncipe Aemond con un vestido idéntico al de las anteriores, sin embargo el resultado fue el mismo.

—No deseo estar con nadie.

Ellyn se había marchado del lugar con la cabeza baja y las mejillas sonrojadas por la vergüenza de haberse ofrecido de tal manera.

Hasta que la última noche, Maris no se había molestado en utilizar el camisón, estaba al frente de Aemond haciendo pasos suaves y cortos.

—No quiero verte bailar, déjame leer. —de todas, era la que más le había molestado.

—¿No me desea?

—Ni un poco, largo.

—¿Seguro?

—Tan seguro como que me llamó Aemond Targaryen, el príncipe despiadado por una razón.

Aquello había sido suficiente para qué Maris Baratheon se fuese del lugar, colérica y sonrojada.

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—¿Su hijo gusta de vergas? —cuestionó Cassandra en el cuarto de Aeysant provocando una risa en la menor. —no te rías Aeysant, no nos ha querido tocar.

—No hay nada de malo en que les gusten los de su mismo género, en parte es mejor. ¿No crees? No va a manchar su honor y viceversa. ¿No tocó a Maris?

—No. —dijo secamente la mayor. —le gustan las vergas, todo hombre quiere tocarme.

O sólo Aemond era selectivo y con buenos gustos.

—Creo que tienes algo de razón, Aeysant. —finalizó Floris. —es intimidadante.

Aeysant iba a responder hasta que la puerta fue abierta, dejando ver a Lela, su doncella.

—Lady Aeysant, el príncipe Aemond ha preguntado por usted. —dijo Lela entrando a sus aposentos. —la reina Alicent quiere conocerla.

—¿Por qué?

—Desde que usted llegó el príncipe preguntó por usted, mi lady, su madre y él la quieren conocer.

Aeysant miró confundida a Cassandra, está la miró igual, pero su hermana Maris —con la que menos interactuaba— la miró mal, mientras que Floris evitaba verla y Ellyn seguía sonrojada.

—Gracias Lela, puedes retirarte. —dijo y su doncella sonrió y salió de sus aposentos. —¿Por qué me miran así? Tenemos que tener pena por la hermana que se casé con el tuerto.

—¡Tú te casarás con el príncipe Aemond! —explotó Maris en su dirección. —¡Soy las más bella de ustedes! ¿Por qué no me eligió a mí?

—Maris. —Cassandra la miró fijamente. —no le grites a Aeysant.

𝐀𝖾𝗒𝗌α𐓣𝗍 ─ 𝐀𝖾ꭑⱺ𐓣ᑯ 𝐓α𝗋𝗀α𝗋𝗒𝖾𐓣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora