—¡Príncipe Aemond! ¿Ha dejado a Aeysant sin caminar?
Aemond sintió sus mejillas arder, mientras que Aeysant miró mal a su padre. ¿Se alegraba de ver a su hija en ese estado?
—¡Lord Borros! —Alicent ocultó su risa nerviosa. —¿Qué les sucedió?
—¿No es obvio? Están mojados, Aeysant está llena de lodo, Aemond la está cargando, claramente la ha dejado sin caminar.
—Príncipe Aemond, lady, lo que haga o no haga con mi futura esposa, no le concierne, caminamos juntos por el bosque, Aeysant se tropezó y se lastimó, le dolía caminar, la cargué hasta aquí. Ahora. ¿Me van a seguir cuestionando? —la seriedad en las palabras del peliblanco eran inigualables, odiaba mojarse y se había mojado el triple por discutir con Aeysant, quería volver a Dragonstone y hacer a Aeysant su esposa lo más pronto posible. —sí nos disculpan, mi futura esposa y yo queremos descansar.
—Descansen todo lo que quieran, los llamaremos para la cena.
Aemond asintió mientras que Aeysant le había dado un manotazo en su hombro en un intento fallido de bajarla.
Hasta que llegó a los aposentos del príncipe.
—Que nadie custodie mi puerta. —dijo seriamente, el guardia asintió alejándose, sí algo era bien sabido, toparse con el príncipe Aemond y llevarle la contraria no era recomendable, no con su temperamento.
—¡Suélteme! —pidió la menor e inmediatamente Aemond la soltó, cayendo en la cama del príncipe, hundiéndose en ella. —¡Oiga! ¿Por qué su cama es más cómoda? —murmuró para sí misma. —la mía parece hecha de piedra. -gruñó por lo bajo sacando una risa ronca del mayor.
—En el castillo las camas serán cómodas, no se preocupe por ello.
—Supongo que usted tiene suerte.
—Tenemos, usted también dormirá ahí.
—¿En serio? Planeaba dormir con los dragones, creo que hice química con Vaghar.
—A Vaghar no le cae bien nadie.
—Ya veo, de tal dragón tal jinete.
—Me caen bien algunas personas.
—Lo disimula tan bien.
—¿No desea cambiarse?
—Claramente, iré a mis aposentos. —dijo levantándose de la gran cama, dispuesta a ir a la puerta, abriéndola, siendo detenida por el brazo del mayor, cerrándola inmediatamente. —¿Qué cree qué hace?
—Cerrando. ¿Qué no es obvio?
—Deseo cambiarme, tengo que salir.
—Puede utilizar cualquiera de mis camisas, su pie aún no está del todo bien. ¿Cree qué quiero una esposa coja?
—¿Y usted cree qué quiero un esposo tuerto? Déjeme salir.
—Puede tener un resfriado, el clima no es favorecedor.
—No se atreva a insultar mi Casa.
—Dije un cumplido, sinceramente, puedo pedir que traigan un vestido y usted se cambia aquí.
—¿Por qué necesariamente aquí?
—Porqué quiero, Aeysant.
—No quiero, príncipe Aemond.
—Voy a ser tu esposo dentro de poco. ¿Puedes dejar de decirme príncipe Aemond?
—Príncipe tuerto.
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𝐀𝖾𝗒𝗌α𐓣𝗍 ─ 𝐀𝖾ꭑⱺ𐓣ᑯ 𝐓α𝗋𝗀α𝗋𝗒𝖾𐓣
Random-Necesitamos aliados Aemond, te casaras con una Baratheon. -Se baratheons issi hollow se unbearable, nyke'd rather dīnagon nykeā dȳñes than mēre hen zirȳ. -las Baratheon son huecas e insoportables, preferiría desposar un animal antes que a una de el...