-¡Mi señor, mi señor!-El sirviente que se había convertido en el más cercano para Agusto, corrió desesperadamente al salón real y así darle un mensaje.-Le ha llegado un mensaje del padre Jacinto.
-¿Tambien se ha ido el mensajero real?-Agusto le respondió muy apático.-¿Por qué entregas tú el mensaje?
-Lo siento mi señor, escuché a los guardias decir lo del mensaje y me dispuse a entregarlo yo mismo.-Su sirviente agachó la cabeza para disculparse mientras sostenía el mensaje con sus dos manos en dirección de su rey.-Al escucharlo recordé que el padre había ido a buscarle esposa, intuyo que son buenas noticias, asi que les pedí a los guardias me dejaran entregarle yo mismo el mensaje. Ellos no se negaron pues últimamente soy yo el que está aquí.
-Te tengo que agradecer por eso mi querido Job, pero te pediré que los asuntos del reino los dejes así. -Intentó regañarlo pero se enterneció por sus nobles acciones.-Y tampoco debes espiar, la misión del sacerdote Jacinto es un secreto real, no lo divulgues.
-No lo haré mi señor, solo nosotros lo sabemos. -Su voz era alegre, algo que le hacía falta al reino desde la tragedia. -Le entrego el mensaje mi señor.
Agusto tomó con rapidez la hoja enrollada que contenía el mensaje de su emisario. Al tenerlo no pensó en leerlo y lo dejó en una mesa cercana.
-¿Cómo?, ¿no piensa leerlo?-Preguntó muy desconcertado Job al ver las acciones de su monarca.
-Lo leeré después, lo que haya escrito ahí, seguro son locuras de Jacinto. Pueden esperar.
El motivo real para no leerla era el temor que sentía por conocer malas noticias o por enterarse de un fracaso al buscarle esposa.
-El mensajero que lo entregó dijo que era urgente su majestad, lo escuché yo mismo.
Con esas palabras Agusto le tomó más interés por quizá tratarse de algo que perjudicaría al reino. No leerlo pensando que sería un tema de amores, sería un error que no se podía permitir.
Con algo de duda tomó el mensaje, rompió el sello y se dispuso a leerlo.
Mi querido rey Agusto, me siento muy contento en poder informarte que mi cometido ha sido todo un éxito.
Me encuentro en el fabuloso reino del sur, hogar del soberano Ricardo tercero, miembro ejemplar de Escudera y hijos del emblema del león.
Como sabrás es un reino muy fructífero y estará dispuesto en formar una alianza con nosotros a cambio de tu matrimonio con su sobrina Eréndira Isabela Escudera. Esta doncella a crecido con el desde niña, considerándola una hija.
Tranquilo, tu nueva prometida no es solo hermosa, también es inteligente, noble y sincera, será una reina fabulosa. También sé lo que te estarás preguntando y la respuesta es si, conoce tu situación, aquella desgracia no es un secreto para este reino.
La boda tendrá que esperar un poco ya que la segunda hija del rey, la princesa Sleidy, fue prometida con un príncipe aledaño. El rey Ricardo no quiere interferir con la boda ni que nada opaque el fabuloso evento en este tiempo. Después que la ocurra, su sobrina podrá casarse contigo.
El rey quiere conocerte en persona y por supuesto Eréndira también, así que se complace en invitarte a la boda de su hija que será en su reino dentro de 26 días. Tiempo suficiente para que te prepares y vengas hasta acá. El rey desea aprovechar tu estadía aquí para que puedan conversar en persona sobre la alianza y el matrimonio.
Me despido esperando tu pronta respuesta. Me quedaré aquí como invitado, esperando el día que vengas.
Al leer aquella carta, Agusto no pudo evitar sentir alegría y tranquilidad, dejándolo ver con un suspiro que acompañó a su feliz mirada.
-¿Son buenas noticias su majestad?-Preguntó Job al ver la reacción de su líder.
-Parece que si, aunque hay muchas complicaciones que no esperaba.-Le respondió meditando en su mente la situación.
-¿Qué son esas situaciones mi señor?-Estaba muy interesado en conocer la situación, en aquel entonces como ahora el chisme es algo placentero.
-Toma la carta y léela por favor. -Agusto le había tomado mucha confianza.
-Mi señor, siento decirle que yo no se leer, soy un sirviente.-Le respondió algo apenado por no poder hacer lo que su rey le pidió.
-Lo siento Job, me quedé pensativo y lo olvidé.-Movió la cabeza para despejarse y así poder explicar un poco la situación.
-El párroco Jacinto cumplió su cometido, hay una mujer que puede ser mi esposa.
-¿Y cuál es el problema entonces? -Interrumpió deseoso por conocer toda la información.
-El Rey que es tío de esta doncella, pide mi presencia para una fiesta en su reino.-Su voz era de completa desilusión al contar esta parte.
-Sigo sin entender el problema, le hará bien salir.
-El problema es. -Levantó un poco la voz.-Que seré la burla en esa fiesta. Por mi situación actual yo preferiría no salir del reino.
-Entiendo su majestad pero usted debe ver lo positivo y no lo negativo. -Era una persona que contagiaba su emoción y su voluntad.
-¿Qué sería lo positivo? Esa doncella me va odiar, casarse con un lisiado es una maldición.
-Esas son palabras de usted no de ella. Estoy seguro que el padre Jacinto no omitió esa parte y si ella ha aceptado es por algo.-Se acercó más a él.-Además lo positivo es que usted es un rey, una gran persona y le puede ofrecer mucho. Por eso le digo que no vea lo malo. Si yo fuera usted, me estaría preparando para la fiesta a la que fue invitado y sobre todo para conocer a su futura esposa.
-Creo que tienes razón Job.-Levantó la cara muy emocionado.-Confío en lo que soy y en lo que vió Jacinto. No pierdo nada con ir y conocerla. Tengo tiempo sin ir a las tierras del norte.
-Asi se habla mi señor, llamaré a sus guardias para que le ayuden con todo, es un viaje largo.
-Tú también prepara tus cosas Job. -Le dijo con una sonrisa pícara.
-¿Yo mi señor?-Preguntó muy extrañado.
-Por supuesto, tú vas conmigo.
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El Rey Lisiado
RomanceEl rey Agusto tendrá que enfrentar la peor de sus batallas.... Encontrar quien pueda reinar a su lado tras quedar abandono después de perder sus piernas mientras salvaba su reino.