El rumor del atentado hacía el príncipe, ya se escuchaba por los pasillos y pronto se sabría fuera del castillo. Ver a los soldados apresar a un forastero daba mucha fuerza a aquellos rumores. Además no era de extrañarse que los problemas se presentaran, tres reinos con sus respectivos reyes estaban reunidos ahí y de alguna forma tendría que pasar algo importante.
Las festividades por el compromiso de la princesa Sleidy fue suspendido por unos días. Esto destrozó su corazón y culpó en todo momento a Agusto el rey lisisdo quién para ella solo era un hombre que traía problemas y desgracias futuras.
El resto de personas lo veían como un hombre al que la desgracia le perseguía. Primero su cuerpo, su esposa, después su reino y ahora incluso su seguridad. Gran parte de los supersticiosos no querían ni acercarse a él argumentando que si lo hacían les podría pasar algo de esa mala fortuna.
Lo más cercanos a la monarquía sabían que todo tipo de acciones ocurrían para tomar un reino y para manejarlo así que entendían la situación que ocurrió. Incluso el rey de Kreiton no culpaba en absoluto en nada a Agusto. Sabía que él era una víctima de su familia quienes querían quitarle su reino. Aplaudió incluso su reacción y el como estaba llevando la situación actual.
Los ánimos se habían encendido cuando capturaron al sospechoso. Pero también se relajaron muchas mentes al creer que estaba muy cerca la solución.
En la sala del rey todos conversaban entre si, muchos con dudas aún sobre lo que vendría pero todos expectantes a la situación actual.
El rey Ricardo ya reposaba en su trono. Su postura era la de alguien estresado y molesto pero intentaba ocultarlo pues era un rey benevolente y así pretendía mantenerse. Con paciencia esperaba hasta el final y no exageraba la cosas.
En la reunión ya estaban casi todos los que debían estar, el resto se estaba incorporando, entre ellos Agusto quien era empujado por un miembro del consejo.
Era tanta la confianza que había adquirido en ese lugar que no había necesidad de ser escoltado por su guardia personal. La protección y atención de Ricardo y su gente era muy buena.
Al entrar pudo ver qué ni Jacinto ni Job estaban cerca y eso le preocupó. Aunque no preguntó ni hizo otra cosa que esperar ahí a que la reunión comenzara y fluyera.
Por otro lado buscó y encontró un rostro que le calmo aún más. Era el de su hermosa prometida quien había tomado un lugar muy cercano a su tío. Algo que nunca antes había hecho pero que él le permitió. El hecho de tratarla como una hija no eran solo palabras, simplemente ella nunca había mostrado interés en ejercer nada de eso.
Erendira se veía mucho más activa, tenía una mirada seria y muchas ganas de resolver la situación. Ese cambio fue a raíz que se enteró que tenía que ayudar a gobernar un reino y no quería fallar en ese aspecto.
Cuando entró el último de los invitados a dicha reunión, se cerraron las puertas y el vocero dió inicio a la reunión.
—Estamos aquí por obra y gracia de Dios y su majestad, el rey Ricardo Gacera I.—Estaba colocado justo en el centro parado de manera lateral para no dar la espalda a su rey pero para ser escuchado por todos.—Por favor permanezcan en silencio mientras nuestro rey da el inicio de está reunión.
Todos se quedaron en silencio, una disciplina muy admirable.
En el lugar estaban 15 personas que en su totalidad conformaban el consejo del rey. Desde su experto en asuntos internos, médico, el consejero de guerra, militar, etc.
Además estaban personas influyentes en el reino y por ende los que tenían mayor riqueza.
También estaba el rey Wilson así como el rey Agusto.
No podían faltar los representantes de la iglesia quienes tenían una gran influencia en el reino.
Y por supuesto no podía faltar la reina, esposa de Ricardo.
La guardia real custodiaba las tres entradas al salón y por supuesto una parte de ellos estaba cuidando al Monarca.
El salón era muy lujoso, de esos que solo se pueden imaginar en cuentos. Los decorados en otro le daban una expresión artistas bastante buena. Habia cuadros muy bellos que hablaban del cristianismo y su influencia en ese lado del mundo.
Había un par de estatuas de color blanco muy grandes y hermosas. Estas eran en forma de León pues eran el emblema del reino.
Los pisos estaban muy bien pulidos lo cual les daba un brillo muy elegante.
Las banderas color rojo con amarillo que colgaban sobre los balcones, daban mucha vida al lugar. Todo perfectamente cuidado.
—Y ahora ¿Por qué has hecho esta reunión tan precipitada?—La reina preguntó en voz baja a su esposo.—¿Qué sorpresa nos depara esto?
—Tranquila esposa mía.—Le respondió él con su voz en tono fastidiado.—Ten paciencia, dentro de poco lo sabrás.
Agusto comenzó a desesperarse, aunque era muy educado su mente no dejaba de pedir a gritos que eso comenzara pues ya necesitaba sacar esas dudas de su ser.
—Muy bien, los he reunido aquí porque tenemos varios temas que definir.—Ricardo comenzó con la reunión.—Como sabrán se notificó que durante la celebración pasada ocurriría un atentando contra la vida del príncipe. Todo esto para provocar una enemistad entre nosotros y el gran reino del norte. Afortunadamente eso no funcionó y eso me hizo unificar está alianza a una mayor escala pues puedo presumir que formalmente nuestros reinos son aliados.
Los cuchicheos comenzaron, todos se sintieron afortunados pues tener aliados significaba mayor prestigio para el reino. Aunque algunos pensaban en el precio que se tendría que pagar pues estaba claro que también se estaba comprando enemigos.
—Orden por favor.—Dijo el vocero.—Si tienen algo que preguntar a su majestad, pueden hacerlo en orden.
—Yo quiero.—Levantó la mano el ministro de interiores.—Quiero saber cuáles son las condiciones de esta alianza. ¿Es a cambio de meternos en una guerra?
Los murmullos comenzaron de nuevo, eso fue una declaración muy fuerte para cuestionar la desición del rey y aunque era una monarquía estaba claro que ellos jugaban un papel importante en el reino también.
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El Rey Lisiado
RomansaEl rey Agusto tendrá que enfrentar la peor de sus batallas.... Encontrar quien pueda reinar a su lado tras quedar abandono después de perder sus piernas mientras salvaba su reino.