Capitulo 25

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—Señor ya estamos muy cerca del castillo.—Informaban al líder militar mientras se detenían para contemplar en el bosque.—Estamos a unas horas de llegar pero la noche nos alcanzará antes de eso.

—Muy bien explorador.—Respondió el general con voz analítica y agradecida.—Has hecho un gran trabajo. Ve a descansar.

El jefe militar miró a Agusto para llegar juntos a una solución.

—Ya lo escuchó mi rey. Estamos cerca pero la noche llegará primero.

—Creo que lo mejor es acampar.—Dijo el rey muy serio.—Dentro de todas las posibilidades, me parece que acampar es la que brinda más ventaja.

—¿Qué clase de ventajas? Si me permite saber.

—Podemos enviar exploradores mientras los soldados descansan. Así sabremos si el enemigo sabe de nuestra presencia o sigue celebrando.—Hizo una corta pausa para continuar.—Nuestros soldados podrán descansar antes del ataque. Aunque podríamos aprovechar la noche si estuviéramos cien por ciento seguros que ellos no nos esperan. Pero el rendimiento de las tropas puede bajar.—Señaló hacía el este, justo a una colina.—Conozco ese territorio, desde ahí se puede observar perfectamente el castillo y esa visión no la tendríamos por la noche. Ver qué es lo que sucede durante la batalla.

—Parece que todo ese tiempo en silencio no fue porque estuviera aburrido.—Afirmó el militar a Agusto.—Ha estudiado todo perfectamente. Yo no dudaré de usted así que daré las órdenes de inmediato.

El militar giró para buscar a sus asistentes. El gran ejército se había detenido y se estaban acomodando. Necesitaban recibir las órdenes de su líder.

—Di que vamos acampar aquí para descansar.—Le dijo al más cercano de todos.—Y pide a los explorados que estén listos para la acción. En un momento los voy a ocupar.

—¡Si señor, de inmediato!—El soldado bajó del caballo y se dirigió con los exploradores para realizar las órdenes de su jefe.

El rumor se acampar se corrió por todo el ejército hasta que el último miembro se enteró. Los soldados comenzaron a extender su campamento. Los encargados eran los de mejor rango pues la elite de la milicia tenía que estar centrada en la batalla y eso incluía el descanso.

Otra tarea importante era alimentarse. Aunque llevaban semillas y otro tipo de alimentos, algunos se daban a la tarea de cazar para tener carne en sus estómagos. La zona era muy grande así que pudieron encontrar diferentes tipos de especies. Aunque no se alejaron mucho hacía el castillo para no alertar a nadie.

La noche llegó como se esperaba y el campamento ya estaba listo y funcionando. Las antorchas eran bajas pero aún así emitian una luz muy intensa. Los soldados se habían despojado de sus cascos y reposando sentados comiendo y bebiendo agua. El alcohol estaba prohibido antes de iniciar una batalla, aunque algunos desobedecian esta órden. Muchos por gusto mientras que otros para tomar valor lo hacían.

El campamento para los líderes estaba justo en el centro y ya había sido levantado de igual forma. Aunque había una gran carpa para planear los movimientos. Agusto y el resto de jerarcas estaban fuera disfrutando de la noche y observando todo detalle.

Las estrellas parecían contestar la luz pues comenzaron a brillar de una manera tan intensa que parecía una lámpara moderna en el cielo.

Los caballeros descansaban de igual forma en un terreno improvisado para que comieran hierbas. También se les dió agua y se les dejó descansar. Sin duda les esperaba un día muy ajetreado también a ellos.

Agusto reposaba en su silla especial mientras miraba hacía el cielo en dirección a su reino. Lo contemplaba tranquilamente hasta que fue interrumpido.

El Rey Lisiado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora