La guardia real había llegado junto con gran parte del consejo que estaba al rededor del rey. Agusto y Eréndira habían estado tan distraídos en su plática y su escena romántica que no se habían percatado de su entrada a los jardines.
Todos los sirvientes y demás personas que ahí estaban se hicieron a un lado para ver el espectáculo. El gran monarca del reino siempre llamaba la atención con sus hermosas ropas y fina corona llena de joyas. La guardia real compuesta por adiestrados soldados que lucían armaduras completas y muy brillante, también eran un deleite visual y más cuando mostraban sus largas espadas de doble filo.
El rey había ido ahí con la intención de buscar a su sobrina y a su homólogo pero nunca pensó verlos así.
—Mi rey es un honor verlo.
Erendira se levantó sumamente apenada por la situación en la que fue descubierta. De algún modo recapacitó pensando que su moral había quedado por los suelos. Se sintió mucho peor al ver tanta gente reunida ahí que fueron testigos de ese beso y del posible regalo de su tío.
Agusto por su parte, se quedó quieto aunque no menos apenado que Erendira. Como líder, comprendía que sus acciones no eran las ideales y menos en aquel momento pero, el amor y ese deseo por besarla le superaron.
—De hecho tengo noticias que debo reportarle, nuestra investigación tuvo éxito.—Erendira intentó evadir todo dando las buenas noticias a su tío.—Me acabo de enterar y estaba pensando en darle el reporte.
—Pero me doy cuenta que se cruzó algo más importante, ¿cierto?
El rey comenzó a reír para calmar los nervios de su sobrina y el ambiente en general. No quería causar una mala impresión a Agusto.
—Mi rey, me disculpo por lo que vió.—Agusto se atrevió a interrumpir mientras agachaba la cabeza en señal de respeto.—Nuestra presencia aquí solo tiene los fines que prometimos y mi acción no fue la adecuada, su sobrina no tiene culpa alguna.
—Mi sobrina es mayor y creo que es lo suficientemente fuerte para ser obliga a algo. Eso me quedó claro.—El rey Ricardo cerró el ojo a ambos en señal de compromiso y deslindandolos de cualquier culpa.—No me molesta para nada el amor en el reino, eso que viva.—Todos los ahí reunidos se unieron al rey con ese grito un par de veces más.—Pero me temo que necesito recordarles que tengo al príncipe de Kreiton con protección y necesito saber si es lo correcto. Su padres el Wilson está un poco preocupado.
—Entiendo perfectamente tío, permíteme explicarte lo que escuché.—Su tono era serio y su velocidad muy rápida al momento de hablar.—Si quiere podemos ir adentro y yo le explicaré todo.
—Me parece buena idea.—Dijo Ricardo igual de apresurado mientras miraba a las personas que se habían reunido ahí.—Por favor, vamos adentro.
Con esa instrucción la guardia tomó su formación para proteger al rey y dar la media vuelta. Un miembro del consejo fue quien tomó la silla de Agusto y lo llevo hacia adentro con la mirada de Eréndira encima quien se apresuró a entrar rápidamente a un lado de su tío.
Agusto no tardó mucho tiempo en entrar después de ellos. Lo estaban esperando para iniciar la conversación.
—Pregunté a unas de las chicas que entran al palacio.—Comenzó a dar la información rápidamente.—Ellas dijeron que tenían una amiga con la que se reunían mucho pero se fue. Solo les comentó que un primo suyo había llegado al reino y que requería de su ayuda para una misión. Le trajo muchas monedas para pagarle, tantas que no dudó en irse con él abandonado el trabajo.
Ambos reyes, el consejo y varios guardias estaban escuchando esta información muy atentos. Erendira continúo con su relato.
—La muchacha que me describieron yo la conocí e incluso llegué a conversar con ella.—Erendira estaba de pie y eso le estaba cansando así que comenzó a intercalarlos, reposando su cuerpo en cada uno para descansar.—Dicen que después la vieron pero estaba muy triste. Les dijo que extrañaba su trabajo en el castillo y se sentía mal por haberlo abandonado. Mencionó que se sentía mal por traicionar al reino ya que dejó pasar en varias ocasiones a hombres para examinar el terreno, justo desde 15 días atrás. Desde entonces no han vuelto a ver. Pero tengo sus apellidos, no será difícil encontrarla y ahora sabemos que estamos en un estado de emergencia.
—Pues por suerte se descubrió a tiempo.—Dijo Ricardo al escuchar la historia.—Tan grande conspiración en mi reino, es una desgracia.
—Mi señor, interrumpió uno de los consejeros del monarca.—¿Cómo daremos con ese primero? Es obvio que no pertenece a este reino.
—Si me permite responder.—Agusto se interpuso en la conversación.—Para ese problema, dos de mis hombres de mucha confianza han ido a investigar y pronto regresarán. Su plan es muy bueno así que no tardaremos en encontrar la solución.
—Mientras tanto mantendremos al príncipe vigilado.—Hablo en voz baja el monarca anfitrión.—Como ya se había dicho antes, esto es un acto de guerra y lo abordaremos como tal. ¡Convoquen a una reunión de emergencia, tenemos que hacer llaves y reaccionar lo antes posible ante esto!
De pronto se acercó un mensajero al rey quien ya estaba caminando para irse de ahí. Le susurró al oído y le hizo detenerse.
—Rey Agusto, parece que los hombres de su confianza que nos mencionó han hecho algo.
—¿Algo?—Preguntó desconcertado.—¿A qué se refiere?
—Dice mi mensajero que el padre Jacinto se atrevió a pedir el apoyo de los guardias para arrestar a alguien y pidió que lo trajeran al reino ante nosotros.
—¿Jacinto hizo eso? Sin duda encontró algo importante.
—Me preocupa más el cómo logró que los soldados le hicieran caso. Una orden de arresto solo muy pocos lo pueden ordenar y los soldados lo saben.—El rey comenzó a caminar para irse lentamente de ahí hacia su reunión.—Como sea estoy seguro que pronto lo descubriremos. Lleven al padre y al prisionero a la reunión y escuchemos que tiene que decir.
El movimiento fluyó detrás del rey quien estaba impaciente por solucionar aquello. Mientras eso sucedía Eréndira y Agusto se buscaron sus miradas y terminaron con una sonrisa que los conectó a pesar de los pasos.
ESTÁS LEYENDO
El Rey Lisiado
RomanceEl rey Agusto tendrá que enfrentar la peor de sus batallas.... Encontrar quien pueda reinar a su lado tras quedar abandono después de perder sus piernas mientras salvaba su reino.