El trayecto comenzó relajado como era de esperarse, gran parte del recorrido eran tierras conocidas así que a los soldados se les hizo fácil dirigirse por ahí. Los problemas llegarían con ciertas desviaciones y conforme se acercaran al territorio enemigo, ahí debían estar alertas ante posibles ataques o trampas. Esta vez era muy diferente, el enemigo sabía que irían hasta ahí.
El sol parecía que deseaba acompañarlos pero las nubes espesas le negaban aparecer del todo. Por ratos los soldados buscaban recibir sus rayos para controlar el frío. El marchar era cansado pero ayudaba en aliviar ese síntoma.
Agusto iba relajado, no conversaba solo se dejaba llevar por el andar de su nuevo carro con el que iba más rápido. Los guardias no se esforzaban tanto con esta nueva variante.
La mirada de todos estaba firme hacia su destino, la tierra se estaba ajustando con con el paso de los soldados de manera que quedó muy plana.
La noche los alcanzó rápidamente, tendrías varios días de viaje así que acampar en lugares estratégicos era importante. Además de considerar que la noche llegaría necesitaban refugiarse con tiempo.
Aquí entró la importancia de la cartografía, pues con ayuda de los mapas podían analizar los lugares claves para acampar.
Cuando llegaban a un punto desconocido o que no estaba en los mapas, los exploradores entraban en acción. Se adelantaban por rondas para averiguar que había adelante.
A pesar que a muchos no se les hacía una profesión importante y muchas veces la discriminaban. Agusto comprendía la eficacia de los explorados pues gracias a ellos se podría encontrar algún peligro y ubicar el terreno para poder reaccionar a tiempo. Incluso para alertat si los enemigos estaban esperando o iniciando un ataque. Por eso los explorados eran los más forzados y quiénes realizaban el mayor trabajo físico durante los movimientos previos a la guerra.
La distancia se acortó cuando los días pasaron. Habían encontrado todo el camino con amplia tranquilidad y eso les generó varios pensamientos de alerta. Por un lado el silencio decia que tal vez los estaban esperando mientras que por otro les avisaba que pronto ocurriría algo. Es como entrar a una casa de sustos de la actualidad, caminas en suspenso sabiendo que en cualquier momento alguien hará algo en contra tuya para asustarte.
Este estrés lo cargaron todos durante todo el recorrido, los exploradores no habían encontrado nada. Era mucho más sencillo para todos saber que les esperaba y dónde.
—Mi señor, el reino enemigo está a muy poca distancia.—Los generales le informaban a Agusto sobre esto.—¿Qué debemos hacer? Aún podemos avanzar un poco más pero sugiero acampar antes de llegar al reino.
Agusto miró el terreno y analizó los tiempos para llegar.
—Está bien, vamos a acampar aquí mismo.—Dijo Agusto mientras se detenía.—Recuerdo que en alguna ocasión vine a este reino con mi padre y había un arroyo por allá.
—¿Seguro que no desea avanzar más?—Insistieron los militares.—Deberiamos acortar la mayor distancia posible, así los hombres no llegarán tan cansados mañana.
—Estaremos bien, tengo un plan.—Se mantuvo firme en su decisión.—Los tiempos pueden ser justos, llegaremos antes del atardecer el día de mañana.
—No creo que sea un buen momento para improvisar señor.—Le sugirieron nerviosos.—Si habrá un nuevo plan debemos saberlo y discutirlo.
—No se preocupen, este plan no influye directamente en la batalla.—Agusto ya se había detenido por completo mientras hablaba. Su boca estaba en ese momento pero su mente ya comenzaba a explorar su plan.—Solo será un pequeño movimiento que puede hacer la diferencia. ¡Den la orden y traigan a Job!
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El Rey Lisiado
RomanceEl rey Agusto tendrá que enfrentar la peor de sus batallas.... Encontrar quien pueda reinar a su lado tras quedar abandono después de perder sus piernas mientras salvaba su reino.