Capitulo 30

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Al poco tiempo ya estaban todos reunidos y listos para el evento.

–Abran las puertas y dejen pasar al mensajero –Habló el rey Ricardo a sus hombres.

De inmediato se abrieron las puertas y dejaron pasar al joven que llevaba esperando ahí varios minutos.

Al resto recibir la señal entró y de inmediato se pocisionó enfrente del rey y se inclinó en señal de respeto.

–Mi señor traigo aquí un mensaje muy importante escrito por el rey Agusto.–Decia con un tono de orgullo tras cumplir esa importante misión. –Es un honor para mí entregárselo.

El rey Ricardo agradeció y pidió con ansia a uno de sus guardias que se lo entregara.

Después de eso el mensajero se apartó y todos quedaron a la expectativa del contenido.

El rey decidió leerlo en voz baja al inicio. Después de leer un poco bajó la hoja y puso una cara de decepción, algo que preocupó a todos los que ahí estaban.

–¿Qué dice la carta mi rey? —El ministro de interiores fue el encargado de romper el silencio para indagar.–¿No piensa seguir leyendo?

El rey lo miró y al saber que todos pedían lo mismo en sus miradas decidió decir.

–Leeré en voz alta la parte en la que me quedé. –Su tono seguía siendo de seriedad absoluta."Y así es un placer para mí notificarle que recuperamos el reino, capturamos a mi tío, logré reagrupar a mi ejército y no tuvimos muchas bajas. Esto para mi es un gusto notificarselo como una gran victoria.

El rey Ricardo cambió su rostro que utilizó para asustar a sus oyentes. Al leer esa parte pudo mostrarse feliz y respirar tranquilo mientras aplaudía y contagiaba a todos con dicha felicidad.

Los gritos y aplausos no se hicieron esperar por parte de todos los que escucharon. Estaban muy contentos por dicha noticia y por la tan aclamada victoria.

"Su general está a salvo y debo decir que es un valiente guerrero.–Continuó leyendo el mensaje Ricardo. –Sugiero que a su regreso sea condecorado como se merece. En cuanto al prisionero, está siendo enviado a su reino con la intención que nuestro rey aliado de Kreiton pueda hacer justicia como se prometió. En cuanto a nosotros estamos planeando el próximo ataque para conquistar los reinos de mi familia, esperando contar con su apoyo y con la bendición de Dios.

Nuevamente se detuvo el rey para mirar a todos y analizar sus reacciones.

–Pues ya lo oyeron, fue una maravillosa victoria y eso se tiene que celebrar.

–¡Hurra!–Se gritó por parte de todos varias veces. –¡Hurra, hurra, a celebrar!

–Si vamos a celebrar pero antes hay una última parte en la carta que se debe escuchar. –El rey calmó los gritos para continuar. –Es para alguien muy especial, algo que amerita ser leído.

–¿De qué se trata majestad? –Preguntaron muy interesados.

"En cuanto a la hermosa Erendia le digo que esto es gracias a ella y a su valiosa inspiración, sin ignorar la ayuda que nos prestó. Con ganas de verla pronto y honrarla con el reino que se merece.

Todos miraron a la joven que no hizo más que sonrojarse por dicha declaración. Con la felicidad que se irradiaba, le aplaudieron y admiraron aunque ella lo único que deseaba era pasar desapercibida.

—Lo último no lo diré porque es un poema muy cursi que el estimado rey Agusto escribió para ti.—Continúo Ricardo con las risas sonrojando aún más a su sobrina, aunque claro, no lo hacía con esa mala intención.—Asi que eso lo reservaremos para que lo leas en privado.

Le guiñó el ojo después de decir esas palabras y después se ocupó de sus asuntos.

—Muy bien, declaro que el día de hoy es de celebración.—Se levantó de su asiento y comenzó a caminar.—Pero a partir de mañana los quiero a todos serios pues no podemos quedarle mal a nuestro aliado. Nos uniremos en la batalla lo antes posible.

—Mi rey, ¿Está hablando enserio?—El ministro quedó sorprendido de aquella declaración.—No es necesario que usted lo haga.

—Mis dos reyes aliados irán al campo de batalla para conquistar a nuestros enemigos.—Dijo muy enérgico y con la voluntad en alto.—¿Por qué me escondería yo tras los muros si somos iguales? La venganza y recompensa es de todos.

—Porque nosotros no hemos ido a la guerra, además nuestro reino requiere de su presencia aquí...

—¡Basta ya!—Interrumpió Ricardo bruscamente.—La decisión está tomada, si quieren decir algo, háganlo mañana.

El rey no aceptó más reproches y salió del gran salón rumbo al comedor donde ordenaria comida y bebida. Estaba tan contento que se le veía incluso de lejos.

Erendira observó esto y se le pasó un poco la vergüenza. Ayudó también que muchos ya se habían ido y que la atención hacia ella ya no estaba. 

Respiró y analizó las palabras románticas de su amado. A pesar de haberlo en hecho en público, las palabras fueron directas a su corazón y sonrió al asumirlo.

—Prima ¿Lo ves? Valió la pena despertarte.—Sleidy llegó para romper la paz nuevamente.

—Hola princesa, tenga buen día.—Llegó junto a su prometido quien la saludó muy cordial.

—Buen día principe.—Contestó igual de atenta.—Aunque no soy una princesa.

—Pues claro que no. —Interrumpió Sleidy abrazándola.—Ella es la futura reina, así que vamos respetando.

—Basta prima no me gusta que digas eso.

—No tiene de que avergonzarse.—Interrumpió el principe nuevamente.—Es un cargo con mucha responsabilidad y muy noble.

—Ese es mi príncipe.—Sleidy no sé detuvo en abrazar a su prometido mientras lo besaba.

—Y tu, mi futura reina eres la más hermosa.—Y él también se dejó envolver en sus encantos besándola y correspondiendo el abrazo.

Erendira salió de ahí pensando en ir con su tío para conocer el poema que su amado le dió. Pero se sintió un poco intimidada y no creyó conveniente hacerlo, aunque su mente y corazón ya estaban divagando y recordando con mayor intensidad.

 Pero se sintió un poco intimidada y no creyó conveniente hacerlo, aunque su mente y corazón ya estaban divagando y recordando con mayor intensidad

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