Capitulo 28

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El escenario se estaba volviendo a favor de Agusto. Todos parecían flexibles respecto a las peticiones del rey con respecto a la guerra. Lo veían como un gran negocio ya que con la experiencia que tenían, conquistar nuevas tierras siempre traía riquezas.

En esta ocasión era aún más tentador pues se hablaba de tomar reinos enteros y no solo saquearlos si no quedarse con el control total de ellos.

—La guerra no es opción.—Dijo Agusto continuando con la reunión.—La guerra ya se libró, solo estamos luchando batallas y lo que deseo lograr es que luchemos las menos posibles. Entre más largo sea esto, más perdidas tendremos.

—¿Y cómo planea hacerlo corto, mi rey?—Preguntaron los curiosos inversionistas.

—Haciendo un único ataque masivo en conquista contra los reinos—Observó las reacciones de todos y vió en ellos un poco de dudas.—Tenemos los números, tenemos los recursos y tenemos el poder. ¿Por qué no hacerlo?

Todos se miraron mutuamente entre ellos. Sabían que tenía razón pero algo les inquietaba aún y lo dejaron saber.

—El tema es ¿Qué tanto están de acuerdo nuestros aliados? ¿ellos respetarán los acuerdos y convenios una vez que hayamos ganado?

—Para hablar por uno de nuestros aliados más fuertes está aquí el general Kanser.—Respondió Agusto mientras lo señalaba.—Él me acompañó en esta campaña y es la representación del rey Ricardo en estas tierras. Es un gran amigo y podemos confiar en él. Por favor general, denos su opinión.

—Buen día a todos.—Comenzó el general con su característico tono de firmeza. Él tenía un lugar al centro de la mesa.—Como bien dice el rey, yo estoy aquí en representación del rey Ricardo, soberano del reino sur y sus alrededores. En esta campaña nos hemos unido debido a que nuestro rey fue víctima de un atentado que indirectamente fue afectado por esta pelea familiar. Nosotros hemos elegido el bando y apoyarlo por eso estamos aquí luchando de iguales y también iremos por aquellos reinos en venganza. De la parte económica no puedo hablarles esos acuerdos los tiene que ver el ministro de interiores.

—Lo que podemos ver es que el rey ha regresado mucho más amistoso que antes.—Interrumpieron nuevamente.—Ahora le llama amigo a cualquier persona, selecciona campesinos para el consejo y acepta bodas con la primera mujer que se le pone enfrente.—Hizo una pausa al ver la reacción agresiva de su rey.—Antes que se enoje y perdón por la crudeza pero es la realidad y aquí tenemos que tener la cabeza fría su majestad.

—Entiendo perfectamente pero con o sin su aprobación, iremos a la guerra.—Dijo Agusto calmándose.—No podemos darnos el gusto de tomar este reino, enviar al ejército del sur a casa y olvidarnos del acuerdo. El reino de Kreiton también está involucrado y espera nuestro regreso y apoyo para atacar.

—¿Otro reino aliado?—Respondió con curiosidad el ministro.—Nunca había escuchado hablar de Kreiton, ¿Dónde se ubica?

—Dejaremos la cuestión geográfica para más adelante ministro.—Interrumpió crudamente el rey.—En esta ocasión no podemos salirnos del tema principal que es la guerra.

—Si me permite opinar, yo como conocedor de las tropas.—Tomó la palabra uno de los tres generales de Agusto. Uno que permaneció leal y al mando de las tropas.—Nosotros nunca hemos cuestionado su fortaleza e inteligencia en la batalla. Pero no podemos agrupar un ejército en ataques combinados para tomar un castillo. Son tropas diferentes, estrategias diferentes y muchos obstáculos.

—¿Y cómo cree general Kow que venimos hasta aquí?—Interrumpió Agusto quien seguía muy activo al hablar.—Con ejércitos diferentes, con líderes diferentes y con un ataque combinado.

El Rey Lisiado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora