Capitulo 37

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Pasaron cinco días, tiempo en el que gracias al sistema de mensajeros surtió efecto y al fin Agusto conocía las noticias de su aliado el rey Ricardo.
En la carta escrita por él mismo, redactó que lograron tomar aquellas tierras así como capturar a su último familiar. Lo tenían prisionero para juzgarlo entre todos en la próxima reunión grupal.
Aquellas tierras no eran tan grandes y la cultura muy distinta, pero el rey Ricardo se mostró muy respetuoso y no llegó a imponer nada. Únicamente quitó las banderas y notificó que ese reino ahora le pertenecía.
Las personas que ahí vivían no se sintieron muy cómodas en los primeros días pero al saber quién era su nuevo conquistador se sintieron atraídos por la figura que este representaba y por los beneficios que le llegarían con la unión a las demás tierras. Se sentían bien aislados pero era un buen momento para el cambio y experimentar el choque cultural. En fin, el rey Ricardo mostraba mucha satisfacción por todo aquello y más por la forma tan sencilla en la que participó. Gracias a esto pudo alzar su nombre y honor al salir victorioso de una guerra que aunque simple para él, fue muy grande en todos los sentidos.
El rey Agusto permitió todos estos méritos, aunque la gloria era toda suya por la brillante estrategia y los precisos movimientos todo el tiempo.
Estos beneficios también los recibió el rey de Kreiton pues aunque tenía ganas de vengarse el mismo, Agusto le dió lo que quería dejándolo satisfecho y sin arriesgarlo. Sentía que se lo debía por aquel mal que su familia provocó gracias a él.
La repartición de tierras fue la mejor parte de todo. Había muchas repartidas en cinco puntos que eran cuidadas por su familia. Gracias a su ambición ahora habían perdido todas ellas y estaban como prisioneros en distintos puntos listos para ser juzgados.
Agusto no deseaba más tierras, aunque el acuerdo decía que los tres se las repartirían por igual así que no tuvo que ser modesto y aceptarlas. Era una forma en la que mantendría contentos a todos en su reino.
Lo que a él le preocupaba era la pérdida militar que había sufrido, eso lo dejaba vulnerable aunque gracias a la extinción de sus enemigos, podía descansar tranquilo a la idea de ser atacado nuevamente.
Quería pensar que gracias a la caída de su familia, ya no habría más reinos o enemigos que estuvieran en su contra. Si esto fuera así, no necesitaría a la milicia y podía ser un reino que se ocupara en crecer en otras cosas como el reino de Ricardo.
Las tierras que le tocaron estaban muy lejos de su reino pero era increíble lo que una bandera y su emblema podían hacer. Ningún bandido o grupo menor se atrevería a atacar el territorio de aquel famoso rey.
La voz de victoria así como su gloria recorrió el mundo por mucho tiempo. Todos conocían lo brillante que el rey lisiado era en cuestión de batallas y ahora con sus nuevos aliados era una fuerza impotente.
Gracias a que la guerra terminó de la mejor manera posible, Sleidy y su prometido pudieron retomar los planes de boda. Misma que ocurría en el reino de Ricardo un mes después. En ese evento se celebrarían más cosas, se actualizarían los puntos pendientes y por supuesto, se anunciaría el compromiso de Erendira con el ya famoso rey.
La feliz pareja estaba ansiosa porque eso ocurriera. Aunque ya todo mundo sabía de su amor pues no lo habían disimulado ni un momento, era conveniente tener una boda que reforzara su amor.
Antes de todo eso Agusto tenía que poner en orden su reino. Muchos de los que habían desertado querían regresar y recuperar sus puestos que abandonaron. El camino de reconstrucción estaba avanzando. Quizá el problema principal por el que se fueron que era el mal del rey y que con este no podría tener hijos, aún seguía vigente. Pero vieron en el un gran líder y con las nuevas conquistas vendrían más fortunas para ellos. Sin duda el reino de Agusto había crecido mucho más que todos a los que habían ido.
El consejo que había quedado estaba de acuerdo con que estos volvieran. Había mucho por hacer y ahora más que las nuevas tierras estaban vigentes. Con su equipo actual sería incapaz de gobernar todo con la misma precisión. Además había algo que aún lo esperaba y era la gran boda. Algo para lo cual Agusto necesitaba mucha ayuda, él solo no podría organizar dicho evento.
En cuanto a la milicia, logró reunir a más soldados de los vencidos reinos, aplicó la misma estrategia que hizo hacerse con un nuevo general cuando Mirlo fue capturado.
Agusto ahora tenía un mandatario quien gracias a la oportunidad logró establecerse ahí. La muerte de sus tres generales fue vengada y les hicieron un funeral como se lo merecian.
Aunque varios militares que conocían al rey regresaron tras su perdón, ya no tenían la misma autoridad, esta pertenecía a Mirlo.
El general Gorze por su parte, regresó con si rey al sur. Ahí fue homenajeado como se lo había ganado convirtiéndose en un héroe de guerra para el reino entero. Era el único que tenía ese título pues no había estado involucrados en guerras anteriormente, pero lo hizo muy bien y puso en alto el nombre de su reino.
Regresó no solo con ese título si no con mucha más experiencia y nuevas ideas en su cabeza que aprendió del reino aliado. Tenía mucho que aportar al ejército.
Todos estaban muy contentos y satisfechos. Habia válido la pena costear esa guerra en varios aspectos. Para empezar con el económico les fue bastante bien, recuperaron y superaron su inversión gracias a las riquezas que saquearon y las tierras que tomaron a las cuales les podían sacar un mayor provecho. El lado de unificación también se logró pues se dieron cuenta que eran buenos trabajando en equipo y que tener amistad con otros reinos era muy gratificante, además de las aportaciones culturales que tenían entre todos, el comercio y el libre paso.
El tercero y más importante fue el honor, pues pudieron rescatarlo al defenderse del acoso de sus enemigos. Algo muy importante porque les daba seguridad y confianza, algo necesario para vivir tranquilos y poder seguro adelante en su historia.

El Rey Lisiado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora