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Sábado 03/01/25

6:30am

- No no, déjenme.
No me quiero ir con ustedes, que no. Carajo!!

Me incorpore en la cama gritando y toda sudada, volvía a tener esas pesadillas, ya no me pasaba desde los 15 años y lo único que recuerdo de ellas eran las manos pálidas y con uñas largas que siempre me querían atrapar.

Ví la hora en mi reloj de al lado de mi cama, son las 6:30 de la mañana y yo despierta

- Genial, mi único día de descanso de mis clases absurdas y las estúpidas pesadillas me hacen despertar.

Me pare, me estire y me fui al baño a hacer mis necesidades para después escoger la ropa que ocuparía hoy y ya meterme a bañar, ya que por el sueño estoy toda empapada en sudor.

Me meto al baño que tengo en mi cuarto, me desvisto y abro la llave del agua.

En mi baño tengo un espejo en dónde se ve todo mi cuerpo, me veo en el y me quedo en shock...
porque tengo rasguños empezando en la curva de los pechos que van hacía el abdomen y terminan debajo de mi vientre.

- Pero que mierda me pasó?- gemi al momento que me metí al agua dado que ardían horrible, me lave las heridas y terminé de bañarme.

Me puse desinfectante y una crema para heridas, ya que no me las puedo tapar porque se pueden infectar. Y en lo que estoy haciendo eso, trato de recordar lo que hice ayer para tener esos rasguños. 

De repente tuve un flashback del sueño que tuve, rápidamente lo deseché porque no es posible que un sueño pueda hacerme daño o si?.

-No, eso no es posible. - deje de lado las ideas tontas que tuve y baje a desayunar.

Cuando bajo a la cocina solo estaba mi abuela haciendo sus infusiones para su meditación, y no ví a mi mamá por ningún lado así que le pregunté;

-Buenos días abuela, y mi mamá?

- Buen día mi niña, tu mamá fue a comprar velas e inciensos para el ritual de hoy en la noche. - le hice una mueca a mi abuela pero asentí mientras me hago un café.

-Dormiste bien niña? Te escuché gritar en la mañana.

-Si abuela, solo tuve un mal sueño.- no conecté mi mirada con la de ella porque sabía que no me iba a creer y iba a empezar a indagar, y no estoy lista para que sepa de los rasguños.

- Está bien mi niña, sabes que si pasan otra vez esos sueños me puedes contar, cierto?

- Si abuela, lo sé gracias.- desayuné mi café y una manzana.

Salgo de la cocina a buscar a Lucifer, lucifer era mi gato negro. Lo encontré una de las veces que me había escapado en la noche al bosque, estaba chiquito y lastimado, cuando lo encontré estaba llorando y lo ví porque sus ojos eran amarillos y muy brillantes.

Lo llame pero no lo veo salir de la sala, ni de la cocina o tal vez este afuera.
Abro la puerta y salgo al bosque a buscarlo.

- Lucifer, hey Lucifer.- veo por los árboles algo brillando, pensé que era el pero...Lucifer no tiene los ojos rojos.

Ojos rojos?!!!!

Mi corazón empieza a latir muy rápido y siento algo en mi pierna restregandose en ella, bajo la mirada y es lucifer que acaba de salir de la casa.

Subí rápido la mirada a los ojos que ví y ya no estaban, tal vez ya estoy alucinando.

- Ven lucifer, vamos a darte de comer.

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3:00 pm

- Stella! Luzbel! Ya llegué.- bajo a la sala a ver mi mamá y me empiezo a reír porque de todas las bolsas que trae casi no se ve.

Y eso es muy raro, mi abuela no es alta y mucho menos mi mamá y yo mido 1.70, de donde saque la altura no sé.

- Hola mamá, porque tardaste tanto? Mi abuela me dijo que fuiste a la ciudad

- Si fui a comprar cosas que necesitaba para el ritual de hoy niña, y también a entregar unos papeles que me pedían en tu universidad.

- Ah okey, unos papeles de mi universidad.- mi mamá se quedó mirándome fijamente con una ceja alzada hasta ver en qué momento me daba cuenta.

- Espera espera, qué? Mi universidad?.- No pude con la emoción y la fui a abrazar.- Gracias, gracias mamá en serio voy a aprovechar el que me dejes salir de este bosque.

Preguntarán el porque me emociono el ir a la universidad si no quería una vida rutinaria y justamente eso es lo que pasa cuando estudias en escuelas, pero me emociona porque por primera vez voy a poder conocer la ciudad y una escuela como tal, a mis 17 años solo conocía la entrada del bosque y parte de una cascada que había escondida en el y eso porque Lara y Zoran la descubrieron y se volvió nuestro lugar.

Corrí a contarles a Lara y Zoran la nueva noticia, cruce un pequeño puente que había ahí y llegué a la casa de mis amigos.

Toque tres veces y espere a que me abrieran.

Abrieron la puerta y ví una cabellera negra antes de que me cargarán y me dieran vueltas.

- Pequeñaaaa, cómo estás hermosa?.- me reí por como me decía, cada vez que lo veía era empalagoso conmigo.

Escuché un gruñido que hasta me erizo la piel, me fijé a los alrededores y no había nada ni nadie. No le tome importancia y le preste atención al fortachon que me tenía entre sus brazos.

- Muy bien Zor, y tú?.- le dije con una sonrisa

-Me alegro mucho mi pequeña, estoy mejor ya que viniste a verme.- Solté una carcajada y me quite de sus brazos.

- Sigue soñando fortachon.- me quite de su lado y entre a la casa buscando a mi chica de ojos color miel.

- Y Lara?.- Justo cuando le pregunté mi chica iba bajando las escaleras a la sala.

- Hola querida pelinegra, que te trae por mi morada?.- me reí y la abrace.

- Hola ojitos, vine a darles una estupenda noticia.- Los dos ya estaban frente a mi recargados en la barra de la sala.

- Quién creen que irá la universidad con ustedes?

Los dos tenían diferentes expresiones, Zoran estaba como pensando quién podría ser y Lara me veía con una sonrisa grandísima.

- Quién?.- preguntó Zoran

- Pues ella, idiota.- contesto Lara y se acercó a abrazarme.

- Aaaah.- contesto Zoran e igual se acercó a abrazarme.

Yo solo me reí por la reacción tan tierna que tuvo Zoran y los abrace.

- Pues ya tendrán al amor de su vida con ustedes, así que por favor no quiero problemas en la escuela, que los conozco!!
- Cualquiera que se me acerque, lo van a alejar y el punto de ir a la universidad es conocer gente.

Me miraron con sus caritas de regañados y me asintieron.

Estoy tan emocionada de que sea Lunes, que paso todo mi fin de semana arreglando que llevaría y que me pondría.

Ella lo sabía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora