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Oh Dios! Que acabo de ver?

- Lo...lo siento lo siento mucho, no pensé que usted sse se estuviera cambiando aquí.- hablaba nerviosa y a la vez me tape los ojos al igual que me voltee hacía la puerta.

Cuando pensé que no podía empeorar mi atracción por la directora, justo cuando abrí la puerta Mors estaba desnuda del torso para arriba y lo único que le cubría los pechos era un brassier de encaje que no dejaba mucho a la imaginación.

- Cálmate deamon, no es como si no tuviéramos lo mismo.- contesto muy risueña y apuesto que tenía su sonrisa cínica de toda la vida.

- No, lo siento mucho. Yo no debía verla así.- rápidamente le conteste

- Okey deamon, estás exagerando. Ya puedes voltear.- hablo con su voz apagada y molesta.

Cuando voltee ella ya estaba vestida y sentada en su silla con sus piernas cruzadas, yo no soy la persona más fuerte de voluntad que digamos y menos teniendo frente a mi a una diosa, pose por menos de 10 segundos mis ojos en esas piernas cubiertas por una falda que llegaba a la mitad de ellas y que se veían tan bien que quise ser yo la que estuviera presa ahí.

Carraspeó y quite mi mirada para posarla en la ventana que tenía a un lado mío, trague saliva y hable.

- Bueno, y que quería hablar conmigo Directora?.- trate de estar tranquila

Suspiró y comenzó a hablar

- Para mi no es un juego todo lo que hizo deamon, se lo advertí el primer día y al parecer usted no se canso hasta pasar por encima de ellas

- Pero es que si me deja explicarl...

- No.- subió su tono de voz.- se lo permití una, se lo permití dos, y está vez me cansé, tengo claro que usted nunca fue a una escuela pero así como se le permitió la entrada a esta institución le pido que la respete.- yo me hacía chiquita en el asiento ya que al parecer si estaba molesta y aunque me encanta su voz, ella enojada si daba miedo.

Se paró y empezó a caminar de un lado a otro enfrente de mi silla, se estaba exaltando y lo sé porque estaba respirando muy rápido, empezó a apretar sus manos, y a susurrar cosas que no entendí.

Presté más atención en sus gestos y....

Maldita la hora en que a mí me empezó a excitar ese tipo de cosas, mi cuerpo reaccionaba a su enojo a sus fuertes manos echas puño, a su respiración acelerada imaginando que era por otra cosa y a los pequeños gemidos de frustración que soltaba inconscientemente, joder yo no podía con tanto, por qué me hacían esto?

Me acomode en la silla por lo incómoda que me ponía que esto me excitara pero ese movimiento hizo que mi entrepierna rozará con parte de la silla y dios, fue mi segundo error.

Solté un gemido por la sensación.

Todo fue como si se hubiera detenido el tiempo, ella se quedó quieta en el momento en que solté ese sonido, quedó frente a mi viendo hacía la ventana, se puso sería y como si de una película de terror tratase giro lentamente su cabeza y dió con mis ojos, no pudo hacerlo peor que alzando una ceja y sacando una media sonrisa de sus labios.

Estábamos a centímetros y ella se fue acercando a dónde estaba, yo me ponía más nerviosa por la cercanía, y juro que le pagaría con creces a la persona que interrumpió este momento y que además me salvó de lo que Lilith en su retorcida mente pensó hacer.

- Mors, ya terminaste con tu pequeño juego? O la vas a castigar ya?.- entro Pierzanie

Salvada por la campana.

Ella lo sabía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora