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Retomando las riendas de mi vida, me arme de valor y tome las gotas de confianza que se escapan de mis manos, alcé la mirada para conectar con sus preciosas esferas grises y ver el gran esfuerzo que estaba en ella como "nuestra directora" para no venir y arrancarme de los brazos de este imbécil.

- Creo que saben perfectamente que las muestras de cariño se limitan de las rejas de la universidad para afuera.- su voz tembló al hablar.- y no sé cuántas veces se lo tengo que decir a usted Deamon, primero con la señorita Levi y después con su hermano.

Zoran se aventuró a hablarle; Déjeme explicarle..- antes de que terminará de hablar, Lilith lo interrumpió casi con disgusto.

- Usted salga de aquí Levi, por ser su primera vez lo dejaré pasar pero Deamon no.

- Si, yo entiendo pero...

Se escuchó el crujir de su mandíbula y las manos azotando la mesa para clavarle una mirada que hasta a mí me hizo estremecer y que no paso desapercibida para Zoran que brincó del susto.

- Escuchó o no Levi?

Parece que si porque de inmediato me soltó y me dió una mirada de advertencia supongo que refiriéndose a su trato, opté por solo rodarle los ojos.

Escuché que se cerró la puerta de un portazo, quedando a solas con Lilith y no fui indiferente a qué ella poco a poco se acercaba más a dónde yo estaba, si permitía que se acercará más a mi era muy probable que yo caería directo a sus brazos.

Tenía dos opciones; rechazaba su contacto y la lastimaba más o la otra que era dejarla acercarse a mi y hacer lo que sea que quiere hacer y arrepentirme después.

De esas opciones no tome ninguna porque no sé cómo lo hizo que cuando me dí cuenta me agarró de la jersey que traía despegandome de la mesa en la cuál estaba recargada para proceder a estamparme en la pared más cercana, jadee pero no de dolor.

Me quedé quieta sin mover ningún músculo ni de mi cuerpo ni de mi cara para no delatar mi postura en todo este juego, sabía que me gustaban así las cosas y por eso quería que cayera y junto con ello el teatrito de mi relación.

- No sabía que los castigos ahora se impartían así Directora.- cínica me enterrarían.

- Deje de jugar Deamon, lo veo en sus ojos.- habló pegándose más a mi cuerpo quitando toda oportunidad de salir de entre la pared y ella.

- Ah si? Qué es exactamente lo que ve?.- baje mi voz para que solo ella la escuchará y tirando por la borda mi intención de no delatarme.

- Veo que por más que finga estar de relación con ese idiota va a seguir reaccionando a mi cercanía.- su voz erizó los vellos de mi nuca.

Yo no sabía que me podía doblegar tan rápido hasta que las conocí a ellas.

- Detente.

- Eso no es lo que me dice tu cuerpo bebé.- pegó sus labios fríos en mi cuello y por fin me quebré.

Solté todo lo que no me permitía sentir, lágrimas se derramaban en mis mejillas y caían en sus manos.

Al percatarse que sus manos se ponían húmedas y mi respiración cambiaba, se apartó de inmediato para después quedar en shock y supongo que era la primera vez que veía a alguien llorar porque no supo que hacer, vi en su mirada preocupación y desesperación pero yo no podía evitar que las lágrimas dejarán de salir.

- Te dije que te detuvieras.- solté no esperando una contestación y salí huyendo del salón.

De ella.

Zoran no estaba tan lejos del salón cuando salí dado que estampe mi cuerpo con el suyo, me abrazo al momento que vio mi cara aunque puedo decir que no fue nada reconfortante pero necesitaba algo a que aferrarme, subí mi mirada a la suya y eran estos lapsos dónde me confundía, se reflejaba preocupado y consternado ¿cómo era capaz de preocuparse sí el fue quien me condenó a esto?

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Pase el día con el y solo con el, y no era porque Zoran así lo quisiera sino que yo no tenía el valor de ver las caras de mis otros amigos mucho menos de su hermana o de Morgana y más que nada sabiendo que si estaba con el ninguna de las otras mujeres podrían acercarse a mi.

El momento que quise evitar había llegado y Zoran casi me arrastró por la cafetería para llegar a la mesa de nuestros amigos, las únicas miradas que sentía pesadas fueron justamente la de su hermana y la de Morgana, saludamos a todos y yo me mantuve callada mientras todos ellos se partan de risa por algo que les dijo mi encantador novio.

- Entoncessssss, novios eh?.- dijo Josh un poco desconfiado.

- Si, felizmente ya novios.- Zoran habló con altanería.

- Lo notamos amigo, nos alegra.- habló Alex sin nada de sinceridad y yo solo le rodeé los ojos.

Siguieron hablando y opté mejor por pensar en que mierda haría.

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Al final del día tuve mi momento a solas y espere a relajarme en mi casa en dónde mi mamá no quiso hacer acto de presencia.

Preparé algo de cenar pero poniéndole más atención a mi cuerpo note que esto no me llenaba, ya nada me llenaba, y aunque por más que comiera nada saciaba mi hambre.

Una cosa más a la lista sin responder.

Me fui a mi habitación y ví a Lucifer muy acurrucado en mi cama y en el pie de la cama el pergamino y el libro de los demonios, traté de recordar si yo los había dejado ahí pero tampoco le tome tanta importancia, acaricié su cabecita y agarre el libro

Lo termine de leer y fue ahí dónde entendí muchas cosas de mi y de lo que estaba pasando, y ya que al parecer Morgana estaba muy ofendida por mi relación con el idiota di por hecho que no la vería para que me enseñará más cosas de mi, de mi demonio y mi lado bruja pero este libro me ha ayudado mucho.

Agarre el pergamino y no decía nada, estaba en blanco.
Quien carajos esconde un pergamino en blanco?

Bufé frustrada y noté que Lucifer se acercaba a mi acechando a su presa, fruncí el ceño y el se lanzó a morder y arañar mi mano al principio pensé que era juego y me reí pero sus mordidas llegaron hasta hacerme sangrar y manchar el pergamino que mantenía debajo de mi mano, fue cuando por arte de magia empezaron a aparecer letras en el de un idioma que supuestamente yo solo veía en mis sueños y solo yo sabía.

Debía dejar de sorprenderme por estas cosas si ya sabía que este mundo está entrelazado con otros y de ahí los otros seres.

Leí el pergamino.

Lo volví a leer.

No entendí.

Una vez más.

No puede ser.

- Maldita estúpida bastarda suerte.
Eres una hija de puta!.- Grité

Ella lo sabía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora