Capítulo 8

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Reunión. Reencuentro. Charla. Pluma. 

Se dirigían a la casa de uno de sus amigos de la universidad. Aprovechando que la mayoría de sus amigos se encontraban en la ciudad, habían organizado una reunión para pasar el rato. Sabito iba contándole a Giyū sobre el progreso de las chicas en la tutoría de hoy diciendo que sólo eran algunas explicaciones que hacían falta para que todo quedara entendido, haciendo énfasis que la que más mostró habilidad fue Shinobu. El chico había notado cómo esta miraba a su amigo y cómo él le devolvía la mirada.

 Ciertamente no era su asunto, sólo le causaba cierta curiosidad la relación que llevaban como si fuera un estira y afloja por parte de ambos. A ratos, parecía como si Shinobu no lo soportara, otros, lo tomaba como objeto de sus burlas, y otras tantas parecía como si lo mirara de una forma amigable y a Tomioka parecía no molestarle en absoluto. Sin embargo, su amigo no dijo más de lo necesario respecto al tema, dando por terminada esa conversación.

-Si fue tan buena la tutoría, ¿para qué irán mañana?

-Bueno, es más que nada para comprobar que entendieron los ejercicios. Cálculo es algo difícil. Nosotros también nos esforzábamos mucho en preparatoria, ¿recuerdas?

Aunque ambos eran de los mejores de su generación, se debía a que siempre se mantenían estudiando para no atrasarse y no descuidar otras actividades. En ese momento solían salir con Daki, incluso cuando ella y Sabito se volvieron pareja.

-Por cierto, no estoy seguro, pero me parece que va a estar allá.

-¿De quién hablas?

-De tu ex novia.

Llegaron al lugar. Aparcaron el auto para segundos después salir, Giyū no lo demostró, pero el comentario de Sabito lo había puesto alerta. De verdad, de verdad esperaba no encontrarse con ella.

Tocaron el timbre un par de veces, recibiéndolos la esposa del anfitrión.

-¡Urokodaki, Tomioka! Pasen por favor, los estábamos esperando.

-Con permiso.

Ambos entraron a la amplia casa de su amigo, siendo recibidos alegremente por el resto de los invitados.

-¡Hey! Hacía tanto tiempo que no los veíamos, por favor, pónganse cómodos.

Hakuji Akaza, uno de sus amigos, el actual campeón de artes marciales a nivel nacional, se encontraba sirviendo algunos aperitivos antes de la cena. Se había mudado temporalmente al extranjero con su esposa, hasta hace poco se volvió a establecer en Tokio, ya que los torneos nacionales habían terminado, podría dedicar tiempo en atender su dojo.

-Qué alegría me da que todos estemos presentes, ojalá los demás pudieran compartir este momento.

-¡Tomioka!- aquel alegre saludo provino del chico rubio con mechas rojas, Kyōjurō Rengoku. Cuando el pelinegro ingresó a la Academia Kimetsu, él entró a dar clases de historia en la universidad- supe que entraste a la Academia, ¿cómo va todo por allá?

-Todo va bien, los estudiantes no son tan problemáticos, estoy a cargo del club de Atletismo, sólo que por esta semana se suspendieron los entrenamientos por los exámenes.

-Ya veo, sí. La temporada de exámenes es un poco tediosa, y eso que sólo estuve un año, me tocó ver a mis alumnos alarmados por sus calificaciones, casi me recordaba a nosotros.

-Tú nunca tuviste que sacrificar tu tiempo, eras muy bueno para entender las clases- aunque no eran de los más cercanos, se llevaban bien, Kyōjurō siempre fue amable con el pelinegro y se trataban con respeto- ¿cómo está Koinatsu?

Te quiero, sensei.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora