Cuidar de ti (mismo).
La universidad era un sueño para alguien como él.
Deseaba más que nadie poder convertirse en profesor de educación física y ayudar a los jóvenes a llevar una vida más saludable fomentando los buenos hábitos y el deporte, además, quería poder graduarse con una buena calificación para encontrar un buen trabajo y así devolver aunque sea la mitad de lo invertido a su hermana, Tsutako, que se desvivió todos esos años por darle a su pequeño hermano menor una buena calidad de vida después del asesinato de sus padres hace ya diez años. Mucho influyó en que fuera aplicado en sus estudios, logrando además una beca en la universidad de Tokio. Había planeado conseguir un empleo de medio tiempo para aminorar la "carga" que suponía para la mayor, pero de inmediato desestimó la idea, pues ella le había dicho que jamás lo consideró así, que ahora tenía un trabajo bien remunerado y además ya podía hacer uso de la herencia otorgada por sus padres al ser mayor de edad.
Así que su única obligación era la de estudiar. Teniendo el apoyo de su hermana, su cuñado y el abuelo Urokodaki comenzó una nueva etapa de su vida, y aunque Daki se había separado de ellos al estudiar actuación, Sabito se había ido con él a la misma universidad.
Durante su primer año pasaba una buena parte de su tiempo en la biblioteca, si no se encontraba ahí, acudía al gimnasio o a la pista de atletismo para poder correr, hasta que su mejor amigo salía de sus clases de la facultad de ciencias exactas y se iban juntos a casa. Era rara la vez en que uno de ellos decidía llegar sin el otro, y sólo ocurría cuando Daki llegaba a visitarlos, no así los fines de semana, en que se permitía desvelarse y tomar un trago de vez en cuando. Después de todo, no dejaba de ser humano, y dejarse llevar de vez en cuando no le hacía daño a nadie.
Sucedió un día de otoño.
Había acordado con su mejor amigo en que intentarían preparar sushi como sorpresa por el cumpleaños de Daki, dentro de una semana. Él sería el encargado de comprar los ingredientes ya que el pelinaranja había comenzado a dar tutorías para conseguir créditos extras y salía más tarde que de costumbre. Se adentró en el pasillo de condimentos después de conseguir el resto de los ingredientes que dictaba la receta que le había pasado Sabito de internet, buscó entre las repisas hasta dar con los frasquitos de salsa de shōyu, cuando iba a tomarlo, una mano rozó la suya.
—¡Lo siento mucho! Iba tan concentrada en tomar el frasco que no te vi— era una chica, no tan alta como él, de largo cabello castaño oscuro al igual que sus ojos, saltaba a la vista el tenue maquillaje que cubría su rostro y su esbelta figura.
Era bonita.
—Discúlpame, tampoco te vi. Toma— le alcanzó el frasco, la chica lo tomó, el sonrojo acentuándose en sus mejillas. Tomioka tomó otro frasco y lo echó a su respectivo carrito, con toda la intención de irse.
—Uh, ¿estás planeando hacer sushi?— no esperaba que la desconocida le fuera a hacer plática, descolocándolo un poco al ver que escaneaba con sus ojos los ingredientes en el carrito, sólo atinó a asentir— ¡Yo también! Recién aprendí a hacer en unas clases de cocina que tomo después de la facultad, ¿tú también tomas clases?
—No, en realidad planeaba seguir una receta por internet.
—Yo puedo enseñarte— se apresuró a decir la chica, y si debía ser honesto, aquello lo impresionó más que el hecho de que husmeara en sus compras— ¡Lo siento! ¿Fui muy intrusiva?
Parpadeó un par de veces antes de despabilar— Un poco.
—Lo siento, es sólo que, cuando aprendo a hacer algo y veo que me sale bien, no puedo evitar compartir mi felicidad con el resto sobre eso. Pero debe ser raro que una completa extraña te diga algo así.
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Te quiero, sensei.
Romance-Tienes 16 años, eres sólo una niña. No sabes lo que quieres. Además, soy tu sensei, 8 años mayor que tú. Esto de ninguna manera podrá estar bien mientras seamos profesor - alumna, la única relación que debemos llevar. -Tomioka-sensei, mis sentimien...