Hablemos, parte 1.
El timbre sonó dando inicio al almuerzo, se apresuró a tomar su desayuno y tras una breve despedida hacia sus amigos diciendo que los vería más tarde salió en busca del pelinegro. No sabía en dónde acostumbraba a comer o si es que lo hacía, así que se dirigió a las escaleras hacia la sala de maestros, podría preguntarle a su hermana en dónde se encontraba Tomioka en todo caso. Para su suerte, logró verlo en las gradas, alejado del resto de los alumnos. Le extrañó un poco no verlo con Sabito, lo que la puso algo nerviosa, cuando pensó en tomar el almuerzo junto a su sensei no consideró nada más pues su deseo de hacerle compañía nublaba su lógica.
Bajó hacia el patio, evitando encontrarse con alguien que pudiera entretenerla o en el peor de los casos a Kenma, porque consideraba que era más importante brindarle su hombro para llorar a Tomioka, aunque él no fuera consciente de que ella sabía lo que lo tenía distraído, e ignorando los detalles, fue con la mejor disposición hacia las gradas.
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—Iré a la máquina de bebidas, ¿quieres que te traiga algo?
—Nah, estoy bien así.
—Bien, ya regreso.
El pelinaranja se retiró tomando otro camino, por lo que no se cruzó con la pequeña mariposa.
Se detuvo unos pasos antes, arreglando los pliegues de su falda y asegurándose de que su cabello estaba debidamente peinado, así como el rubor resaltando sus pálidas mejillas. Dio unos cuantos pasos hasta estar frente al pelinegro.
—Buenos días, Tomioka-sensei.
Giyū se quedó a medio camino de morder su emparedado al ver a la chica frente a él. Hoy no la vería hasta la hora del entrenamiento, aunque no significara que no la haya visto llegar y entrar a su salón. Su mente se quedó en blanco en un instante.
—Kochō— fue todo lo que fue capaz de decir.
—¿Le importaría si lo acompaño?
Alzó una ceja en señal de confusión, por un instante valoró la situación, sería malo para ambos si los encontraban a solas, pero Sabito regresaría en un momento.
—Adelante.
Shinobu sonrió ampliamente y se sentó a su lado. El corazón del mayor comenzó a latir rápidamente, intentaba ignorarlo dando el mordisco interrumpido a su almuerzo, su estudiante desenvolvía su bento y un agradable aroma llegó hasta él, haciendo que volteara en su dirección.
—¿Pudo dormir bien esta vez, sensei?
—Sí— después de darle muchas vueltas a la cama e intentando asimilar el hecho de que su estudiante le había escrito mensajes— Pero no deberías dormir tan tarde, no es bueno para tu salud.
—Descuide, tengo el hábito de acostarme temprano, ayer sólo me atrasé en hacer mis tareas.
—Entiendo.
Los dos continuaron con sus respectivos almuerzos en un cómodo silencio, Shinobu pensaba cómo traer el tema a colación, no estaba segura de si decir que Makomo fue quien le dijo lo del accidente, no quería que eso le ocasionara problemas con Sabito. Dudaba que fuera el caso, mas no se iba a arriesgar. Mientras picoteaba las verduras de su bento, una frase se escuchó en su mente.
"La forma más fácil de llegar al corazón de un hombre, es a través de su estómago"
El sonrojo hacía competencia con su rubor mientras tomaba un rollo de omellet, rogando porque no se cayera, volteó en dirección al mayor, quien veía hacia el frente.
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Te quiero, sensei.
Romance-Tienes 16 años, eres sólo una niña. No sabes lo que quieres. Además, soy tu sensei, 8 años mayor que tú. Esto de ninguna manera podrá estar bien mientras seamos profesor - alumna, la única relación que debemos llevar. -Tomioka-sensei, mis sentimien...