Capítulo 21

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La luz blanca de la habitación la aturdió aunque intentara controlarla entreabriendo los ojos lentamente, sentía su cuerpo entumecido y todo en ella dolía, se sentía terriblemente cansada y la boca seca. Observó a su al rededor, encontrándose a su mejor amiga mal acostada en un mueble cerca de la ventana, intentó llamarla, pero las palabras no salían. No recordaba mucho y tampoco sabía el cómo había llegado a lo que creía era el hospital, comenzaba a sentirse intranquila.

Vio el cable transparante que conectaba el dorso de su mano con lo que parecía ser una bolsa de suero, su brazo se sentía frío, probablemente por el líquido pasando por sus venas, y su frente mostraba algunas gotitas de sudor. Instintivamente, llevó su mano libre hacia su abdomen bajo, acariciandolo suavemente, sintiéndose asustada una vez que reparó en que el dolor se concentraba más en esa parte, temió lo peor.

—Haru— la voz salió casi como un murmullo, fue entonces que notó la máquina que monitoreaba sus latidos cardíacos, cuyo sonido iba aumentando a la par de su ansiedad, logrando que Haruka se despertara.

—¡Yae!— se levantó de un salto y se dirigió a su lado, oprimiendo el botón que alertaría a sus compañeros de que su amiga despertó— ¿Cómo te sientes?

—Me duele... mucho— Yae estaba pálida, los ojos le pesaban, pero por alguna razón, sentía que algo muy grave había pasado— ¿Por qué estoy aquí? ¿Mi bebé está bien?

El corazón de Haruka se rompió al escuchar la pregunta. No era la indicada para ponerla al corriente, y tampoco quería ser ella quien diera la mala noticia. Había estudiado para ser radióloga con tal de no tener que interactuar más con las personas de lo necesario, y era mucho más difícil dar las malas noticias a alguien querido.

—Permiso— y para su suerte, Kazuma, el ginecólogo de su amiga y pareja, había entrado. A su lado venía Yasu, el compañero que la había atendido en urgencias— Veo que has despertado, Yae.

—Doctor Kazuma, ¿qué sucedió? Mi vientre duele mucho, ¿mi bebé está bien?

Haruka quería llorar de nuevo, recibió una mirada de Yasu al notar que no le había contado nada sobre el accidente, por lo que intervino.

—Buenas, soy el doctor Yasu, la recibí anoche, es mi deber explicarle lo que pasó— la paciente puso toda su atención a lo que el doctor continuó— usted y su amiga tuvieron un accidente, fueron embestidas en el taxi en el que iban.

—¡Oh, Dios mío! ¿Cómo está Koinatsu?

—Ella está bien— cortó rápido Haruka.

—Usted tuvo un trauma de abdomen, pero, debido a que iba en el lado donde impactó el otro auto, de no haber sido por el cinturón de seguridad, probablemente hubiese resultado peor. Había sangre en el abdomen, tuvimos que operarla de emergencia y reponer las pérdidas sanguíneas.

—¿Qué?

—Yae— intervino el ginecólogo— Lo sentimos mucho, no había algo que pudiéramos hacer. El bebé ya estaba sin signos vitales cuando llegaron al hospital.

Escucharon como el monitor aumentaba cada vez de sonido alertando de la alta frecuencia cardíaca por la que pasaba Matagi. Haruka salió a pedir asistencia de enfermería mientras los doctores intentaban contener a la mujer que se acababa de enterar de que había perdido a su bebé.

—¡¡No!! ¡No! ¡No! ¡Eso no puede ser cierto!

—¡Matagi, por favor!

—¡No!

—¡Hay que pasarle algo para que se tranquilice!

—¡Haruka! ¡Ayúdame! ¡Dime que no es verdad!

Te quiero, sensei.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora