Capítulo 28

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Acercamiento.


—Entonces eso pasó.

—Ya veo.

—Bueno, no era como que le correspondieras totalmente, creo que fue lo mejor.

—¡Murata!

—Ugh.

Shinobu escuchaba la conversación de sus amigos mientras ella tenía apoyada su frente en el pupitre. Aún faltaban dos clases para educación física y ciertamente no tenía ánimos de absolutamente nada.

Desde el sábado que llegó a casa de su hermana (quien echó a Sanemi y arrastró a Kanao para acompañarla en su miseria) habían intentado ver películas, comprado pizza y haber llorado un buen rato por lo que implicaba su corazón roto. Entendía que era necesario pasar por ello, pero hasta entonces fue que se sintió mal por las personas que había rechazado anteriormente. Una cosa es ser el que rechaza y otra el rechazado. Sobre todo cuando ese día tuvo la revelación de que quizás podría darle la oportunidad a su senpai e intentar salir de manera formal.

Hasta sintió pena por Katō, que en ese momento no dejaba de verla como si le hubiese crecido una segunda cabeza del cuello.

Y es que era raro ver a la siempre alegre y jovial Shinobu tan desanimada. Por supuesto que logró escuchar algunos cuchicheos de sus compañeras porque resulta que una de ellas había estado en el mismo lugar el sábado por la noche mientras Kanbara le decía un gracias pero no gracias, y por supuesto que algo así era la comidilla de la gente sin que hacer. Escuchó que una había dicho algo como "así que a ella también le pasa", otra dijo "pero si todo el mundo quiere salir con ella", y una tercera soltó "si eso le pasa a Kochō, ¿qué nos espera a nosotras?".

Y todos y cada uno de esos comentarios la hacían sentir peor porque nadie sabía cómo había sido el asunto, aunque tampoco iba a dar explicaciones sobre su vida.

Por eso, cuando se lo contó a sus amigos, intentó hacerlo en un tono bajo, no quería dar más de qué hablar. Sólo quería que el día terminase pronto, regresar a casa, ver el partido de esos monos 2D que jugaban volleyball mientras se atragantaba con alguno de los sándwiches que Kanao había llevado el día anterior porque su hermana mayor se terminó los del sábado al estamparse cuatro de golpe y uno de ellos son salsa de queso, otro remojado en su soda de limón y otro en salsa picante. Lo cuál les parecía asqueroso, hasta Genya que no solía meterse en eso había hecho una mueca de asco.

La puerta del salón se abrió dejando ver al profesor de su siguiente clase, todos volvieron a sus lugares y la pelinegra se obligó a posar su vista al frente. No le daría el gusto a nadie para aprovechar su momento de debilidad y quitarle su puesto de la mejor de la clase.

Sobre mi cadáver.

A unos cuántos asientos a la derecha se encontraba un chico con lentes que la había estado observando desde que dio inicio el día. A él también le parecía casi inimaginable que Shinobu se viera afectada por el rechazo de su hermano, si es que eso contaba como uno, porque hasta donde tenía entendido no era una relación o ella se hubiese confesado sino al revés. Obviamente que estaba de parte de Kenma, y se sintió muy orgulloso de saber que dejaría de estar mendigando amor a Kochō, era algo doloroso de ver, pero ver a la chica en ese estado, le hizo cuestionarse si no había mal interpretado todo y en realidad ella sólo estaba esperando por el momento correcto. De todos modos no iba a meterse ni comentaría nada, Kenma le aseguró que todo estaba bien y él siempre elegiría creerle a su hermano mayor.

Aunque no podía evitar sentirse mal por su compañera.

.

El momento de la clase con Tomioka-sensei había llegado, sus amigas intentaban darle ánimos en los vestidores, porque obviamente no quería que la viera en ese estado deprimente. Ni siquiera se había puesto su rubor, cosa que Mitsuri arregló en menos de un minuto, aún así quería irse, y eso estaba mal porque obviamente que no podía evadir sus responsabilidades por algo tan trivial como un corazón roto. Era lo más común del mundo.

Te quiero, sensei.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora