1.- Sus Ojos

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El suave sonido de las gotas de lluvia golpeando la ventana y la brisa que rozaba su rostro lo despertaron de golpe. Con los ojos casi cerrados, miró apenas el reloj en la pared, que marcaba las 6:30 de la mañana, un recordatorio que lo inquietó.

—Voy a llegar tarde—, se dijo a sí mismo con una risa nerviosa aún asimilando la hora que marcaba el reloj, mientras su mirada se dirigía hacia una pared distante. Pero, ¡vaya! que la realidad lo golpeó de repente.

—¡Oh no, voy a llegar tarde! — salto de la cama apresuradamente tropezando con la silla al borde esta, lo que provocó una caída dolorosa. Agarrando su pierna, sollozó al descubrir un pequeño moretón en su piel.

Sin tiempo que perder, cojeó hacia su baño para sumergirse en su rutina de aseo. A Jimin le encantaba comenzar su día con largos baños de agua caliente; era el inicio de su ritual de belleza, como él lo llama Al entrar se podía observar las paredes de su baño, las cuales eran de un blanco impoluto, este albergaba un espejo imponente, una bañera lujosa, una ducha de cristal con detalles dorados y un estante abarrotado de cremas exfoliantes, champús y lociones corporales. Jimin cuidaba su apariencia con esmero. Sin embargo, en este instante, con menos de media hora para el inicio de sus clases, no era momento para detenerse en su rutina.

Emergió del baño con la misma velocidad con la que había entrado, buscando su impecable uniforme que previamente había colocado con esmero en la cama. Se peinó y se vistió apresuradamente.

Aunque tenía prisa, no pudo evitar pensar y emocionarse este era su último año escolar . Este año marcaba su despedida de la secundaria, y en unos pocos meses, se embarcaría a la universidad con la esperanza de convertirse en un médico destacado siguiendo los pasos de su padre y su abuelo.

Bajó al  gran comedor donde su madre, Shing Myre, disfrutaba del desayuno. Shing Myre su madre era una mujer de una belleza impresionante, cabello rubio, figura esbelta y ojos verdes. En el gran comedor  pudo observar como su madre tomaba jugo y saboreaba frutas con elegancia. En su pasado Myre había sido una de las modelos y actrices más cotizadas  de cierto modo Jimin era muy parecido físicamente a ella ambos compartían el cabello rubio y ojos verdes y una piel palida y blanca , mas  sus personalidades y carácter eran muy diferentes.

Myre al observar a Jimin bajar apresurado frunció el seño y le lanzó una mirada de desdén.

— ¿No desayunarás? 

— No, madre, estoy un poco tarde. Lo siento — respondió Jimin, haciendo una breve reverencia, y se dio la vuelta para salir rápidamente.

Al girarse, pudo observar a su hermana bajando las escaleras: Kim Yeri, una hermosa joven  con cabello negro y largo, un cuerpo impresionante, ojos verdes y rasgos faciales perfectos. Sin lugar a dudas, su hermana había heredado toda la belleza e incluso más que su madre.

 El primer esposo de la señora Shing, era un gran artista de renombre llamado Kim Doel, la genética entre ambos contribuyó significativamente a añadir aún más belleza a su hija, siendo él  un hombre apuesto y  muy guapo.

Sin embargo,  cuando el falleció, dejo a Shing Myre en una situación precaria con una bebé de tres años , y  una carrera arruinada por escándalos, Shing Myre, que tenía tan solo 29 años, sintió que su mundo se desmoronaba. 

Al verse tan desdichada, no tuvo otra opción que abandonar el mundo de las pantallas y el espectáculo. Un conocido amigo actor le ayudó a obtener un puesto de recepcionista en el prestigioso Hospital Park, uno de los muchos hospitales pertenecientes a la influyente familia Park, una de las más destacadas del país.

El Diablo No NegociaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora